Cierto libro aún me pertenece. Pero mi posesión es entrecortada: a veces una escena, otras veces un personaje. De vez en cuando, al hojear otras lecturas, me asalta una sensación casi “dejavú”, porque me parece haber leído antes algo parecido. Tal vez sea cierto; quizás todos los libros son recuerdos de otros, o degustaciones de lecturas por venir.
Con esto quiero decir que los libros acompañan, más allá de la última página. De pronto surgen ocasiones que disparan la memoria: es entonces cuando, en homenaje a esas páginas fugaces, me sirvo de mis recuerdos para aderezar alguna conversación, al calor de la compañía precisa y el brebaje predilecto.
Lo mejor es la sonrisa que surge cuando, inadvertidamente, me descubro pensando en el siguiente libro, en la próxima línea, en el recuerdo inminente…
Toda mente atesora, en instantes vitales, su propia biblioteca de Babel. (Homenaje al libro tras una lectura en el blog de Lemdel)