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Corriente Disculpitas Marranadas

Ponis vs Pecadores, o una de deportes

En este bullanguero país –planeta, debería decir– casi todo lo relacionado con deporte invoca polémica.

Yo me considero, más que aficionado o practicante, un espectador insatisfecho. Y no se me alboroten, pero hace mucho que no veo un solo partido completo de la especialidad que sea en TV, ni se diga asistir a un estadio.

Mis años de paciente observación “sociológica” me hacen concluir que pocas cosas sirven como los deportes para congregar a un grupo de amigos (últimamente, ante un televisor) y hacer brotar al pequeño aficionado fanfromhell que todos llevamos dentro. Catarsis pura, cuando existe  la prudencia… o pesadilla sin límites  (y hasta balas).

Mi dificultad principal con los más populares (el beisbol y los dos futboles, americano y soccer) es la falta de (¿habilidad? ¿interés? ¿profesionalismo?) de los involucrados (desde los jugadores hasta los comentaristas y patrocinadores) por centrar y conservar la atención del público en el juego mismo. Todo eso hace que los partidos sean, además de largos, aburridos (dos horas uno de soccer, y tres horas uno de fut americano, considerando pausas y comerciales).

No lo digo yo: un artículo reciente de Foxsports dice que el tiempo de “acción efectiva” en un juego de la NFL son once minutos. No sé si hayan hecho el mismo cálculo con el soccer, pero dudo que allí supere los siete. Eso en un mundial, porque a medio torneo local (y lo de “medio torneo” está bien dicho), muchas veces lo más memorable sucede en las gradas: hace poco alguien me recordaba una propuesta de matrimonio que debió esperar a que el América anotara un gol. Y por poco no llegó.

En fin, ya viene el supertazón. Once minutos de acción, botana, los comerciales más caros del mundo, un “espectáculo de medio tiempo” que cuesta más que una miniserie de TV… y dos equipos que, la verdad, me dan igual. Pero habrá que verlo: la convivencia lo vale.

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Corriente Explicaciones Marranadas

Sherlock, Disney y la heterodoxia

Hay veces que –como dije en el post sobre Espronceda– las opiniones generan gratos intercambios; éste forma parte de una conversación muy reciente… digamos que sobre cine y literatura.

Disfruté bastante la película (de Sherlock Holmes) por muchas razones aunque sucedió algo parecido a lo que me pasó con el Hércules de Disney. En ese caso, el personaje, un semidiós acosado por la desgracia y héroe por excelencia de la literatura “culta”, se convirtió en una película entretenida, con algunas líneas que incorporé a mi vocabulario y otros buenos elementos como la música, aunque los personajes de la literatura y mitología no se parecen a los bonachones y bienintencionados dioses y semidioses de la película. La elección de Ricky Martin es lo peor… pero la veo con frecuencia, principalmente porque me hace reír.

No me azoto porque Disney muy pocas veces logra algo totalmente digno de aplauso a pesar de meterle mano a magníficas historias. Claro, hay contadas excepciones… pero Disney puede ser también tema espinoso. [Especialmente porque acaba de cerrar Miramax. Y ahora que está por salir una película sobre Percy Jackson, hijo de Poseidón (protagonista de una exitosa serie de novelas), el Olimpo tendrá nuevos rostros.]

A Don Sherlock le tengo profunda simpatía… hay quienes dicen que me gustaría haber vivido en esa época o ser ese personaje.  Aún no sé si sentirme halagado, descubierto o insultado.

Dejando aparte el sicoanálisis, es cierto que Bob Kane e Ian Fleming tomaron prestadas algunas cosas de Conan Doyle. Guy Ritchie hace una gran reconstrucción del ambiente de la época holmesiana, y un trabajo muy pulido para que Holmes tenga su secuela… pero Holmes no es un comediante, sino un investigador, y a Robert Downey Jr. se le quedó muy pegado el papel (memorable, por cierto) de Chaplin, además de la actitud de “tipo listo” mimado y excéntrico que es Tony Stark, el Hombre de Hierro.

Sherlock no es Charlot con el “pegue” de Tony Stark, Bruno Díaz o James Bond, pero es muy difícil poner en pantalla a un genio detective sin que el público se duerma, a menos que escandalice o insulte, como lo hace Hugh Laurie, Dr. House… un personaje bastante más parecido a Holmes, física y mentalmente, que RDJr.

De las dos o tres versiones de Holmes que he visto en película, la más aceptable fue una que salió (creo) en Hallmark; esta de Ritchie cumple su cometido, pero más que ortodoxa me resultó caricaturesca. Después de la segunda escena de pelea a la que sólo le faltaron los globos con ZAP! BOINK! y OOF!, recordé inevitablemente al Destripador Manso… y por eso lo puse en la pocilga.

Espero que este intercambio siga dando frutos, aunque sostengo que no hay algo mejor que disfrutar  los casos de Sherlock gracias al puro asombro de leer. La versión rusa y otras (de Billy Wilder y Buster Keaton) que me propongo ver este año, tal vez no me hagan cambiar de opinión. Pero se vale intentarlo.

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Corriente Marranadas

Espronceda me enseñó a bloguear

Las causas que transforman la navegación internáutica en blogueo son generalmente obvias: matar el tiempo, distraerse un poco, o simplemente encaminar las propias divagaciones para que lleguen a alguna parte.

“La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul.”

Un blog nace precisamente de las divagaciones, cuando empiezan a ser suficientes como para dejar rastro (lo merezcan o no) más allá de la propia confusión.

“Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.”

Si hay suerte (Providencia, Azar, Casualidad, Hado, Kismet), una o más de esas dispersiones encuentran eco en el cuaderno de apuntes o en la colección de borrones –mentales, principalmente– de alguien más, con la fuerza suficiente para provocar  (nunca mejor dicho) una opinión, una observación, un comentario, que se resiste a permanecer en los confines de lo privado: así comienza el diálogo, un intercambio a golpe de electrón, donde cada quien aporta la experiencia de sus propias cicatrices.

“Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.”

A veces los intercambios se vuelven diálogo de sordos; por eso es importante que todos los que participan en un espacio sepan contribuir, pues en el fondo la riqueza que se busca (y se obtiene) es muy parecida en casi todos los casos.

“En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.”

Cuanto leen y escriben los autores (del blog y de los comentarios) sirve para aprender una valiosa regla de navegación: en toda travesía hay conflictos, pero sólo superándolos se llega a puerto.

“¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.

Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.”

Entonces llegan las recompensas, muchas veces inesperadas, incluso antes de terminar el viaje. Así hay tiempo para reflexionar, descansar… y prepararse para lo que sigue.

“Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.”

Quizás por alguna de estas razones, o por todas ellas, el blogueo sigue siendo atractivo en esta era del tuíter, pues más allá de los beneficios catárticos y una pizca de (ocasional) egolatría, lanzar voces al ciberespacio (y divertirse y dialogar a través de ellas) valdrá la pena mientras, al otro lado de las palabras, existan contertulios como los de la granja o autores como Espronceda, que siguen provocando… en el mejor sentido de todos: el que enriquece al navegante.

“Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.”

Las citas pertenecen a la Canción del Pirata de José de Espronceda (1808-1842), poeta español. Las ilustraciones son de Howard Pyle, tomadas de Wikimedia Commons. Los intertextos son irresponsabilidad mía.

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Inspiración pura Marranadas

II. Manuscrito restaurado en una pocilga

pingu_sepia1El carbono 14 proporciona datos irregulares debido a que los escombros rompieron la vasija que contenía los rollos de pergamino, pero el análisis de la ceniza de cedro y los fragmentos de barro permite suponer que corresponden, aproximadamente, al primer siglo de nuestra era. Así comienza el texto:

“Dicen que nací, como mis antepasados, en el cautiverio de las criaturas extrañas. Mis primeros meses de vida transcurrieron en los helados sótanos de un palacio que se derrumbó años después en el Terremoto de la hora Nona. A esa y otras circunstancias luego afortunadas debo mi color, que es negro bajo techo y pardo a la sombra, aunque algunos dicen que resulta cobrizo bajo el sol (…)”.

Esta interesante característica parece tener varias interpretaciones. Una fuente dice:

“Quizás uno de cada 50,000 pingüinos de casi todas las especies nace con plumaje de color café, más bien cobrizo, en lugar del negro característico. Estos pingüinos son llamados Isabelinos, posiblemente en referencia a la archiduquesa Isabel de Austria, de quien se decía que había prometido no cambiarse de ropa hasta que su marido no consumara la toma de Ostende, que le llevó tres años”. (Wikipedia, 2007)

A su vez, nuestro protagonista ofrece, al continuar la narración, una interesante teoría:

“Mi padre me enseñó a recostarme en la arcilla fresca del piso, y con el tiempo aprendí, jugando con los cerdos, a construirme corazas de tierra. Las mujeres que nos cuidan, algunas de ellas alfareras, descubrieron que las propiedades aislantes de mis plumas refuerzan las bondades del barro cocido, así que en cada época de muda las recolectan. Las vasijas de barro y pluma conservan fresco su contenido por mucho tiempo, ya sean granos, harina o hasta la masa del pan”.

Los datos hoy disponibles no permiten saber cuál explicación es la correcta, en parte por las continuas modificaciones que sufre la enciclopedia virtual, y en parte por lo fragmentario de nuestro manuscrito. Este investigador, sin embargo, se inclina por la asepsia. (continuará)

Imagen: Interpretación “paleográfica” de una ilustración en el manuscrito (gracias, FotoMadrina).

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Explicaciones Inspiración pura Marranadas

Primera Parte: Una investigación difícil

Tal vez te preguntes por qué incluir esta pequeña figura en la representación de un acto que, según dicen los que saben, simboliza la máxima gloria de la naturaleza y la trascendencia del espíritu.

Si él hubiera sabido lo que tú pronto leerás, el querido loco de Asís habría recibido con alegría al pingüino en el homenaje que ideó para honrar a su Salvador. También creo que el juglar de la Porciúncula (ese que en su chifladura hermanaba a la luna, al arroyo y al lechón) reiría con esta historia, que otro loco, el que esto escribe, se ocupó de investigar para ti.

Muchos piensan que los animales, plumíferos, lanudos o lampiños, con pezuñas, garras o escamas, son criaturas torpes y bastante bobas. También, estoy seguro, más de un par de ojos querrán hallar en lo que sigue referencias ocultas que no existen; cada quien usa la imaginación como puede.

BabyTuxSitAlpha-wikimediacommonsHoy, muchos animales, entre ellos el pingüino, son símbolo global aun cuando haya quienes los señalen como algo fuera de lugar. No importa: ellos seguirán allí tan campantes.

La verdad (no te sorprendas) es que todas estas criaturas pueden hablar; uno de ellos dejó como testimonio algunos apuntes que, por palidecer en importancia frente al Manuscrito Q o los rollos del Mar Muerto, habían pasado (hasta ahora) inadvertidos.

Fue una feliz casualidad (y no una provocación, como algunos dicen) lo que me permitió rescatar esta historia, algo inconexa por su naturaleza, pero sin duda interesante. Ya juzgarás si valió la pena el esfuerzo que el cansancio y la modestia me impiden evaluar. (continuará)

Imagen: BabyTux, símbolo de Linux. Tomado de Wikimedia Commons.

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Explicaciones Inspiración pura Marranadas

Especial de Findeaño: Prólogo

Una de las tradiciones más entretenidas de la época decembrina es el “Nacimiento” o  “Belén”, iniciativa de Francisco de Asís que ha servido tanto para divertir a chicos y grandes como para crear versiones que son auténtico gozo contemplativo y maravillas artesanales.

Chanchimiento.Así como hay quienes apenas lo toman en cuenta, otros se esmeran construyendo montes, lagos y casitas con cartón, heno, musgo, espejos, papel de colores, luces y hasta agua. Otros más coleccionan todo tipo de personajes, cuidando que “hagan juego” con determinadas épocas, estilos o costumbres, para enriquecer la puesta en escena y provocar admiración (como éste tropical que apareció hace tiempo en la pocilga).

Uno de esos belenes (cada año distinto, pero siempre magnífico) inspiró a cierto Chanchopensante una simpleza: “ocultar” entre los personajes a un intruso, para diversión de los espíritus infantiles y pasmo de algunos adultos especialmente celosos por la integridad artística del conjunto. Ante los hechos consumados aparecieron (ya lo esperaba) indignados argumentos de especialista, que exigían reparación inmediata: ¿a quién se le ocurre poner un pingüino?

Así surgió Crónica y aventuras de un pingüino en Palestina, miniserie de alucinación desbocada investigación prehistórica –de 2007, Antes de la Pocilga– que ahora podemos presentar a ustedes, amigos y visitantes del chiquero, gracias al gentil permiso de la fundación provocadora, digo, patrocinadora.  En señal abierta y sin acreditación de National Geographic. (continuará)

Imagen: Artesanía yucateca con todo y chancho.

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Corriente Explicaciones Marranadas

Qué hacer con el quehacer

Si el ingenio bastara para hacer un retrato, a más de uno se le ocurren ejemplos.

Escena primera: Un pequeño defecto

Escena segunda: Que sabiéndolo emplear aleja el peligro

Escena tercera: Pero eso no es dispensa

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Corriente Marranadas

Pasmus Linguae: Nonónimos

cervantes-de-cabezaUna mentira plausible no puede ser lo mismo que una verdad argumentable.

Pero a veces suenan igual.

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Corriente Marranadas

Junto a la cafeína

EyL_scr2Septiembre llegó y con él un nuevo turno en Escribidores y Literaturos.

Esta vez Ivanius asistió a una conversación de las que sólo pueden escuchar los que tienen las orejas puestas. La recompensa es encontrar personajes que no siempre toman café, pero cumplen su oficio. Discretamente, como a veces debe ser.

Hablando de oficios, la foto del escrábel se la debemos a los desvelos de la talentosa FotoMadrina. Aplausos y una orquídea para ella.

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Happy-Happy Joy-Joy Marranadas siete

Historia en siete. Parte 2.

Y como un homenaje a Chanoc, Lágrimas y Risas, y Fantomas “La Amenaza Elegante”, esta es la segunda entrega del cuentito en siete.

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