El día de hoy ha sido memorable para mi buzón, donde recibí dos motivos de alegría.
1. Los Oompa-Loompas y sus benéficos efectos.
Curioseando en busca de algún rincón insólito para ofrecer a ustedes, encontré (y envié por correo) la “canción de los Oompa-Loompas” obra de Roald Dahl, que pone a la televisión “como lazo de cochino” y defiende con éxito la lectura.
Algunas de mis corresponsales mamás contestaron haciéndome ver que sus respectivos vástagos conocen el tema, lo aprueban y lo disfrutan (una de ellas escribe su blog aquí). Eso, por si algo faltaba, es un mérito más de la dedicación materna (sin albur) y alienta mi esperanza en “las nuevas generaciones”, o por lo menos, en algunos de sus representantes. Visiten acá el texto completo de ese poema en inglés (titulado “Television” o “Mike Teavee”), seguido de una traducción aproximada al español.
2. Las coincidencias de la vista (o de la miopía).
Con ocasión de una pregunta lanzada hace algunos días por una ilustre escritora (“¿A que no adivinan la graduación de mis anteojos?“) mantuve un diálogo electrónico que confirmó (y no es que tenga dudas) la enorme calidad de mi interlocutora, además de algunas semejanzas biográficas que algún día comentaremos aquí (tal vez). Sin caer demasiado en la indiscreción, puedo decir que logré superar el reto con respuestas sobre oftalmología (!) y otras disciplinas, lo cual agrega una especialidad más a mi divertido currículum como afanoso recopilador de conocimientos y datos a veces útiles y a veces intrascendentes.
Ya sabía yo que el correo electrónico puede ser fuente de gozo, en viernes y con un buen filtro antibasura.