Hace mucho tiempo, Calderón de la Barca consagró en verso el clásico consejo bienintencionado para quien sufre:
“Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que comía.
¿Habrá otro –entre sí decía–
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
a otro sabio recogiendo
las hojas que él arrojó.”
Asestarle a alguien que pasa un mal día (o hasta un buen día) un fragmento de La vida es sueño puede ser peligroso. El poeta lo sabe y, aunque lo diga de manera más elegante, queda claro:
“Piadoso me has respondido.
pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.”
Por eso, los menos dispuestos a la esgrima intelectual podemos optar por FML o Badhap: realismo y eficacia para aliviar un mal rato en el (doble) rincón insólito de hoy. Incluso para quienes gusten de la poesía.