Dicen que es igual a la locura.
Me asombra haber leído 90 libros en 2008, sobre todo por la variedad de temas y los factores que ayudaron a construir esa lista. El reto era 50, y sabía que lo superaría, pero no a ese grado.
En lugar de hacer simplemente una breve reseña de cada uno de los libros de 2008, prefiero compartir algunas de mis impresiones sobre los más destacados, como una guía personal y tratando de excluir (pero no del todo) los que ya mencioné en este otro artículo sobre el tema. Si alguno de los lectores y visitantes de este espacio quiere información sobre los libros no incluidos en este post pero sí en la lista de 2008, deje un comentario.
Primero, las mejores recomendaciones de este año: No es país para viejos, que nunca se me hubiera ocurrido leer si no me lo recomiendan, y aunque es una historia dura, el libro es muy bueno. No he visto la película aún. La otra recomendación memorable, ésta totalmente cercana a mis gustos, Océano Mar: Alessandro Baricco sabe lo que hace… y parece que las traducciones del italiano se le dan mejor a Anagrama que las del inglés… como comprobé con otro buen libro, El perfeccionista en la cocina de Julian Barnes.
La mejor serie: Sin duda, las aventuras del clan Malaussène escritas por Daniel Pennac, y su ensayo Como una novela. Del ensayo, no pueden perderse el Decálogo del Lector. Las novelas son homenaje (o parodia) a algunos de los más “altos” géneros de escritura novelesca, y los personajes resultan muy gratos.
A mi parecer, los mejores libros que leí en 2008 son:
1. Como una novela – Un profesor de literatura de secundaria se plantea cómo lograr que sus alumnos disfruten la lectura. El resultado es este ensayo que destroza varias de las “reglas no escritas” sobre los libros, la enseñanza y muchas cosas que se supone debemos hacer para “enseñar” a leer a los demás. Incluye el más que indispensable “Decálogo del lector”. Este libro me animó a conseguir las novelas del autor, que también resultaron muy buenas.
2. El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco – Literalmente, el último libro de Bukowski: ácido, desenfadado e iconoclasta al máximo. Búsquenlo.
3. El Cid – Una de las mejores reconstrucciones del héroe español en novela; la lectura fluye, los personajes actúan y el lector aprende. Un libro que, por mí, puede sustituir muchas aburridas horas de clase en la secundaria.
4. Buenos días, Sócrates – Me lo topé gracias a la vagancia en línea. Además de ameno, es interesantísimo para explicar muchos de los absurdos que los seres humanos cometemos “por tradición”… y cómo superarlos. Una obra de divulgación científica que todos deberíamos leer (y comentar).
5. Tsugumi – Las complicidades de la amistad, la autobiografía novelada de una autora en el Japón moderno… una lectura delicada y sustanciosa, divertida y amarga. Para los que creen que en Japón todas las mujeres son geishas.
6. Océano Mar – No sé cómo describir este libro y la sensación que me dejaron sus personajes. Los habitantes de un hotel frente al mar reaccionan de maneras diferentes, pero todos unidos por el ritmo de la playa, la brisa y la búsqueda personal: cada quien recibe algo, aunque no sea lo que cree que vino a buscar. Desde que leí Seda supe que este autor me caería bien.
7. Firmin – Arrasó con los premios: un ratón que, en vez de comer libros, los lee. O algo así. Páginas de tributo y nostalgia sólo aptas para quien ama los libros, llenas de referencias semicultas, semicursis, disfrutables.
8. El perro de terracota – Una aventura del inspector Montalbano: Sicilia, pasta y crimen. Un detective sibarita que, además, opera en territorio de la mafia.
9. Good Omens – Un ángel y un demonio tienen que trabajar juntos, no sólo para conservar su trabajo, sino para salvar al mundo. Eso después de encontrar al Anticristo, que se les ha perdido… Una colaboración mitad mítica y mitad satírica, sobre las “cosas serias” de la vida sobrenatural. Advertencia: imprescindible el sentido del humor. Como diría Catón, prohibido para puritanos.
10. Next – En su penúltima novela, Crichton plantea una pregunta: ¿hasta dónde puede llegar el avance de la ciencia que ahora se dedica a “patentar” los genes? La respuesta hace devorar las páginas… y las uñas.
11. Maneras de perder – No recuerdo cómo hallé a este autor. Creo que algún blog lo mencionaba; pero dio en el blanco. Lo terminé de leer con excesiva rapidez y sin dejar de sonreír, a pesar de que los temas no siempre eran alegres.
12. El vuelo de Eluán – Afortunadísima compra impulsiva: las aventuras de un hombre que puede volar, en un mundo extraño y fantástico. Perfecto para hacer más corto un viaje en cualquier transporte público, o para niños imaginativos.
El tema de 2008: Sin haberlo planeado, leí tres novelas históricas sobre la misma época (la “Reconquista” de España) pero con diferente perspectiva: la judía (Orovida), la musulmana (A la sombra del granado) y la cristiana (El Cid), todas plenamente recomendables. Este año hubo mucha novela histórica, pues también leí sobre Teodora de Bizancio (extraordinaria), sobre Troya (muy buena) y sobre Sor Juana. Las novelas de Patricia Cox, que escribió muchas páginas sobre los personajes y épocas de México, merecerían sustituir a los aburridísimos libros de historia con que a muchos nos torturaron (y siguen torturando) en las aulas.
Ahora mis “peores” lecturas de 2008:
1. Muerte en el castillo – La autora quiso hacer una de misterio cuando lo que le resulta mejor son las novelas costumbristas sobre Oriente, que le dieron el Nobel. Esta fue una decepción, y (por mucho) la peor novela del año y de la escritora; prefiero volver a leer Viento del Este, Viento del Oeste que es muy buena.
2. El fin de la locura – Lo compré sólo para leer mientras hacía fila para entrar al cine… así que no puedo decir que “perdí” dos horas leyendo, pero no me gustó lo suficiente como para terminarlo.
3. Emily L. – Esta autora se me resiste. Su estilo introspectivo y la excesiva (para mí) indiferencia que manifiesta hacia sus personajes, a quienes puede no ocurrirles nada durante páginas y páginas, me enfada. Lo terminé por pura disciplina.
4. Filosofía para bufones – Libro de referencia para aquellos que quieran conocer las partes más anecdóticas de la vida y obra de filósofos y pensadores, para aderezar la plática o reunión con comentarios y ocurrencias. Un libro caro y poco sustancioso, pero un tanto útil como divulgación o material para clases.
5. La hermandad de la sábana santa – Una periodista escribe una novela sobre templarios e intrigas en la Edad Media. No me gustó; creo que le faltó mucho para atrapar al lector, aunque la historia daba para eso. Hace tiempo leí La biblia de barro que es un poco mejor, pero no creo leer más de esta autora.
6. Soldados de Salamina – Novela-reportaje sólo para los MUY interesados en los personajes de la Guerra Civil española. Los que quieran leer buen material novelado sobre ese tema, eviten a Hemingway (Por quién doblan las campanas) y lean a Gironella (Los cipreses creen en Dios).
7. De las cenizas volverás – No sé qué le pasó a Bradbury. Pero lo volveré a intentar.
8. Los amigos del crimen perfecto – Un club de aficionados a las novelas detectivescas se topa con la muerte al estilo de sus héroes. Libro-homenaje al género que pudo ser mejor, pero entretiene lo suficiente.
9. El sueño de Inocencio – Me pareció aburrida y excesiva a ratos, como afanosa de tomar personajes conocidos para hacerles decir o hacer cosas atípicas o de plano iconoclastas. Un anticlímax, como la de Javier Cercas, luego de leer cosas como Teodora, Orovida o El Cid.
Uno que agradezco haber leído: Señas particulares. El tema no es grato, pero la información es valiosa y el estilo sorprendentemente ameno.
El que más me hizo reír: Copyright. No podía ser de otra forma, cuando uno de los autores es Luis Pescetti y el otro pertenece a Les Luthiers. Sentido del humor + referencias “cultas ocultas”. Dignos sucesores de Jardiel, con un estilo propio.
El mal sabor de boca: El alma del vampiro y El pintor de batallas. Bien escritos, pero no agradables. Lo mismo pasó con La presa.
Los clásicos que no había leído: Julio Cortázar (ingenioso, sutil, preciso) y Larry Niven (alucinante, indispensable para quienes creen que la ciencia ficción es sólo Isaac Asimov), además de Sandokan, que por alguna razón se me había escapado (prefiero al Corsario Negro y al León de Damasco).
Los libros inconclusos: De las cenizas volverás (recibirá otra oportunidad); El vuelo de la libélula (cuestión de ánimo); y El fin de la locura, que se quedará inconcluso.
Mis releídos preferidos de este año: Nils Holgersson, Julio Verne, Isaac Asimov.
Los pendientes: Bulgakov (quería cerrar el año con ese, pero no hubo tiempo) y dos de Pennac, que me trajeron de España.
Un gran, gran año para la lectura. Ya llegó 2009, asi que… ¡a leer!
…así como tampoco fecha que no llegue.