Nana decía que algunas historias son importantes por lo que cuentan; otras, por quien las cuenta.
Esa frase, dicha en una tarde llena de sol y nubes caprichosas, me abordó hoy porque encontré en Internet uno de mis cuentos favoritos, que conocí gracias a Edmundo Valadés y su indispensable (ya desaparecida) revista El Cuento. En este relato se cruzan la literatura, la música y el mar.
La historia se llama Olaf oye a Rachmaninof, escrita por el noruego Cary Kerner, de quien nada más se sabe. El protagonista describe, de la única manera que sabe hacerlo, la presentación de un virtuoso, y al hacerlo invoca su propia magia.
Como acompañamiento, pueden escuchar, junto a Olaf, dos piezas del concierto, ambas de Beethoven: la Sonata 23, por Daniel Barenboim, y la Marcha Turca, en manos del mismísimo Rachmaninof. Todo sea por disipar el lunes.
9 replies on “Artes cruzadas: Olaf oye a Rachmaninof”
¡Gracias!
Hace algún tiempo usted me habló de este cuento, a propósito de otro de Efrén Hernández. Lo busqué entonces y no lo encontré. Voy a leerlo en este momento.
Un abrazo,
Diana.
Ivanius
A Rachmaninof más o menos lo conozco; lo que no conocía es este cuento, hasta el nombre suena bien. Gracias por la compartida
Abrazos
La manera en que describe el quehacer del pianista, con sus palabras de hombre rudo y además es condescendiente con la “torpeza” del ejecutante. Me gusto mucho, gracias por el link. Y la música siempre será bien recibida en silencio de una tarde tranquila. Así ni parece lunes.
Que te vaya bien, luego nos leemos.
una lectura en combinación con música es de lo mejor crea al ambiente una buena cruzada de pasajes con todo y soundtrack
el lunes insipido va quedando atrás
Que bonito cuento, era para lunes pero he decidido venir el miércoles y me ha gustado esperar.
Y las dos piezas musicales me gustaron mucho sobre todo la primera, pero igual no me preguntes como se llama, tu sabrás.
Ya sé que no todo es Enrique Bunbury pero hay que tener olfato para detectar las buenas melodías y bueno pues eso a mi no se me da.
Un gusto Chancho, me ha gustado esperar.
Por cierto, el tío Olaf tampoco tenía sentido musical ¿verdad?.
Diana: Espero que haya sido ocasión de disfrute. La captura tiene algunos defectos que causan urticaria, pero eso es mejor que privarse del relato. Abrazo.
—
Marichuy: Yo conocí a Rachmaninof gracias a las caricaturas y el cine, así que me sorprendió gratamente este cuento. Abrazo.
—
Don Pherro: Ni parece lunes… o por lo menos se sobrelleva. La “rudeza” también puede indicar otras cualidades, en armonía con la música. Saludos.
—
Jo: Cualquier buena música sirve para acompañar buenas letras y conjurar el lunes, ¿a poco no?
—
Malquerida: La primera pieza es la que el tío Olaf recomienda en el cuento, la “Passionata”. Y es de Beethoven, que también se escribe con B. Para las melodías basta relajarse y escuchar, aunque la imaginación de cada quien le ponga aderezos. Un abrazo.
[…] su legendaria revista El Cuento: allí aparecieron cuentos inolvidables como el de Cary Kerner que ya comentamos aquí, aunque lo más valioso (también) era la sección de correspondencia, copiosa, instructiva, […]
buscando el cuento di con tu blog, me di una vuelta y está bastante divertido, que bueno que compartas tu gusto por la literatura