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Aventuras bucaneras III

pyle_pirate_candlelight_wikimediacommonsPedazo a pedazo, tras el estruendo de un cañón, caen en su lugar los fragmentos de historias que recuerdo en detalle; ágilmente esquivo los mandobles de un guardia tras otro, hasta llegar, agitado y cubierto de sangre, al encierro de mi dama, quien es, como en todas las historias, la más bella del reino. «Bueno, tal vez –pensaré con galantería– la Reina mi señora sea un poco más hermosa. Pero solamente un poco».

Pausa para describir, mientras la amada recibe un rendido beso de su admirador (en la mano, desde luego) «la brevedad de su talle», «el adorable mohín de su sonrisa», «la nívea blancura de su rostro», y muchas otras cosas poco importantes, porque yo trataba de imaginar el significado de todos esos adjetivos. A esa edad me ocupaban más las mascotas que las doncellas. Ahora… es ahora.

pyle_pirate_plank_edited-wikimediacommonsEn mis correrías idealistas era inevitable asociarme con el caballero Ivanhoe, paladín de los desheredados. Me entristecía escucharlo hablar  de la ingratitud de Cedric el sajón, padre desnaturalizado. No sabía muy bien qué significaba eso, pero alguien con un nombre tan raro tenía que ser muy malo. Ahora recuerdo a cada momento esas aventuras, porque la intriga y los infundios existen también más allá de las páginas.

Los interminables títulos de los caballeros, su fanfarronería en combate, y las proezas glotonas dignas de Gargantúa y Baco me exigieron un nombre de armas, una genealogía y un juramento favorito.

Ivanius Almanegra. Nombre de poder, audacia y riquezas en boca de un niño de ocho años. Leyenda tenebrosa, maligna como el resplandor del horno encendido de noche. Por supuesto, era el seudónimo de un príncipe que ignoraba su sangre real. (concluirá)

By Ivanius

Intérprete de sueños, devoto de las palabras, adicto a la imaginación. Lector irredento y escribidor repentino. Ciudadano y no me canso.

11 replies on “Aventuras bucaneras III”

Usted nos está pichicateando esta historia, querido Ivanius y no se vale, porque así en traguitos diferidos ni sabe y de pronto, hasta me parece que evoca al tal Cedric que arriba describe… No sea gacho y nos tenga esperando por la conclusión durante no sé cuántos ciclos solares, “plis”. Me voy a perseguir a Edmundo Dantés en sus correrías, besos.

Yo, a diferencia de Paloma, me quedo encantada con la palabrita entre parentesis al final de estos tus textos, porque me garantizan la extension del placer de leerte…
Gracias!

Ese Ivanhoe es causante de muchas adicciones a los asuntos caballerescos!!
A mí me provocó el andar desfaciendo entuertos y rescatando principes..eso sucede por andar leyendo los libros que fueron lectura del papá en su infancia y que los dejan por ahí al alcance de las niñas devoradoras de libros.
Espero con gusto, el relato de las proezas del paladín Ivanius Almanegra. Y me retiro pues una hueste de barbaros amenaza con atacar mi castillo. Un abrazo.

A mí me gusta eso de las entregas y propongo que Ivanius Almanegra no termine con nadie de la realeza (bueno, es su historia).
Leeré la conclusión con gusto.

Ivanhoe,recuerdo ése libro en la colección de libros de mi padre.

No,nunca lo leí.

Saludos Ivanius,por más que quieras no,no creo que seas Alma negra.

Paloma: No serán muchos, lo prometo. Además ya sólo falta la última parte y después puede leerlo completito las veces que quiera, ¿sale?
Pelusa: ¿Qué más puedo decir? ¡Gracias!
Aines: Es muy bueno saber que también existen dignas imitadoras del Capitán Tormenta. Abrazo.
GA: No a menos que dijera como aquel verso de Zorrilla: Yo a los palacios subí y a las cabañas bajé…. Y por cierto, el tal Felipe dice que M, S y G a dónde van que mejor las traten. Yo no le entendí, pero ni le quise preguntar porque luego saca las tijeras.
Malquerida: Para mí fue inevitable leerlo, y aunque a veces cansa un poco, de veras es un clásico por muy buenas razones.
A todas, Almanegra les agradece tanta amabilidad desde lo más hondo de su obscuro espíritu.

Pues yo agradezco las Aventuras bucaneras, me ha hecho recordar cosas lindas y me ha hecho volver a estos lares por más.
Espero la conclusión 🙂
Saludos

Ya veo como se perfila el alma de este audaz bucanero para terminar su vida rendido a los encantos de las doncellas y las letras, pero con la espada bien cerca del tintero, por si hay que salir… a las niñas nos debieran de incitar a leer más cosas así. Quiero más de Ivanius Almanegra.

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