En la oficina, junto a las revistas de siempre, encontré un libro. Nada me sorprende tanto como los susurros inesperados que se avivan entre números y comas, entre pausas y capítulos, de línea en línea, cuando encuentran un lector apropiado.
Es una edición pequeña y huele a nuevo, pero no me puedo equivocar. El título es el mismo; hasta las ilustraciones, a la manera de los «viejos tiempos». Ese regusto a sal y confitura que dejaba en la boca no ha desaparecido. Antes, me ocupaba de esas lecturas en el agradable ocio después de la cena; ahora, sólo algunas veces, robándole tiempo (y a veces también comida) a la hora de comer.
El endurecimiento de mi alma no se desvanece, como entonces, al calor de las primeras letras. Ahora hace falta más leña, más fuego, más silencio. Pero siguen allí los escalofríos. Ya no dejo de leer para ir a preguntar, con ceño de niño serio, por las «palabras raras»: los diccionarios ocupan el lugar de conversaciones en que aprendí tantas cosas.
A cada página, recuerdo el negro sonido del polvo en la ventana, aquella tarde gris y llena de ventisca cuando subí, solo, al desván de mi abuelo, y encontré una novela de aventuras. (continuará)
9 replies on “Aventuras bucaneras I”
¡CUENTA, CUENTAAAA!
¡Aventuras! ¡Aventuras!
Que suerte tuviste al tener abuelo,yo no conocí a ningún abuelo,solo una abuela,que era algo así como las abuelas regañonas.
Nos mandaban a saludarla y le teníamos que besar la mano y nos daba una moneda,y luego nos regañaba,
así que…
Arriba las aventuras bucaneras!! Zarpemos rumbo a islas ignotas, contramaestre!!
Recuerdos de una niña que para pasmo de sus abuelas, cantaba a todo pulmón: Quince hombres en el cofre del muerto..Y una botella de ron! y que había decidido que cuando creciera iba a ser pirata o de menos capitán de barco. Abrazos, deseando que la rosa de los vientos, tenga a bien guiaros hasta puerto seguro y que no tardeis mucho en contarnos la continuación de vuestro relato. Saludos. Almirante Aines Jurguenson.
¡¡Sí!! Hablemos de piratas y de otras tantas sorpresas que entran a nuestras almas vía nuestros ojos; hagamos un intercambio de literatura donde nos contemos nuestras últimas lecturas. Estaremos aguardando la siguiente parte, muchos besos hasta entonces…
Sabes que nunca lo he leido? Ese era un libro de niños, no de niñas y nunca me lo compraron.
Pero tengo cerca un admirador de el, que de vez en cuando me cuenta -citas incluidas- de como estas lecturas llenaban tambien sus tardes y lo mucho que aprendio de ellas. Tendre que sumarlo a mi lista.
Yo tambien espero la continuacion!! (Y apoyo la mocion de Paloma, ustedes no mas pongan el donde y el cuando y lo intentamos).
Besos.
GA: “Fantasías animadas de ayer y hoy”.
Mara: Espérelas en este mismo canal.
Malquerida: Y eso que sólo hablé del desván. Fui afortunado, porque es cierto, los hay que en vez de abuelos parecen “abuelastros”.
Almirante: La rosa de los vientos, la Guía Roji y el GPS. 😉
Paloma: Magnífica idea (y todo un reto). Ya viene la siguiente parte, pero… todo puede suceder.
Pelusa: Ese libro, aunque no es mi favorito de piratas, tiene mucho significado por varias razones, pero no me adelanto. Gracias por apuntarte.
¡Ah los libros en la infancia! Sin duda son determinantes para seguir nuestra linea de lectura en el futuro.
Hermoso recuerdo. Algo parecido me sucede cuando pienso en los libros de mi infancia, solo que yo en lugar del abuelo tengo en la memoria a mi padre.
Alejandra: Lo importante es tener a los guías en el corazón.