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Evan… ¿huh? – #cuentoalvapor

Cuando Sumiko se asomó a lo que quedaba de la calle, vio el único semáforo que quedaba en pie parpadeando en rojo.

El polvo de las construcciones caídas ocultaba la luz del sol, y le pareció muy raro que podía ver el disco completo sin necesidad de entornar los ojos. Era como el eclipse que le había tocado ver cuando niña.

Recordó fugazmente aquel lejano día de 1936 en el que gente de todos lados vino a presenciar tan impresionante evento. La tristeza la embargó, porque ahora Kitami, su querido pueblo estaba destruído completamente.

Como pudo, trató de incorporarse, pero estaba atrapada entre los escombros del patio de su casa.

“Al menos es madera” musitó.

En la lejanía, un chirriar metálico se anunciaba cada vez más cerca.

Y el retumbar.

La piel se le ponía de gallina de saberse tan minúscula y sin esperanzas ante aquella amenaza. Lo poco que había quedado en pie, se tambaleaba cada vez más.

TROOOOMMMM – SQUEEEEEK – TROOOOMMMM

Podía sentirlo.

Era el fin.

Pasó saliva y otra vez el recuerdo.

Minoru ofreciéndole el té en aquel bello atardecer de primavera. Justo ahí, donde ahora había ruinas y destrucción.

La fuente.

El puente.

“Minoru, falta poco para que nos veamos…”

SQUEEEEEK

Cuando reaccionó, lo tenia justo encima de ella.

Era un angel monumental.

Redondo.

Negro como la noche.

Otra vez el recuerdo. El señor Makita, su maestro de física hablando de la antimateria y los hoyos negros. De la nada. Ahora que la tenía enfrente, no sintió miedo; solamente paz.

Iba a entonar aquel canto sintoísta “cruzando el río” cuando el estrépito la volvió a la realidad.

Los restos de su casa, volaron arrastrados por el ímpetu endiablado del EVA tacleando al angel quienes en su desenfrenada carrera hicieron ahora un surco en lo que quedaba de su manzana.

Macabramente, Sumiko, tenía asiento de ring-side en este combate de sumo monumental.

El angel se incorporó de forma casi mágica volteando sus interiores hacia afuera y mutando entre chirridos y rasguños de metal.

El EVA empuñó su espada y esperó.

Pasaron diez, quince, cincuenta segundos y todo era silencio. El Angel se quedó inmovil y empezó a cambiar de color.

Sumiko sintió una estática muy fuerte que la hizo recordar a su abuelo; y sus relatos sobre la explosión en Nagasaki.

FFFFFFFFFFFFFTTTTTTTTTTTTTT

El aire se hacía cada vez más denso; Sumiko no podía respirar. La boca le sabía a metal.

FFFFFFFFFFFFFTTTTTTTTTTTTTT

“Minoru”

La explosión atómica voló completamente Kitami y las dos montañas que lo rodeaban.

Bzzzzz…frrrttt… BZZZ!!!

-“¿Misato? ¿me escuchan en la base…? ¿Hola? ¿HAY ALGUIEN AHÍ?”


By Alberto

Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor.
Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil sentimental. Lanzaba suspiros de acróbata.

Claro, es de Huidibro.

7 replies on “Evan… ¿huh? – #cuentoalvapor”

En la ciudad vecina de Irapittsburg hay un semáforo que normalmente parpadea en rojo….

La siguiente vez que lo vea, me acordaré de ti y voltearé a todos lados para ahuyentar a cualquier objeto volador no identificado… máxime si es de color oscuro.

La verdad, sólo una vez con anterioridad había leído de un ángel oscuro…. tengo cierta curiosidad hacia él.

“Dios está helado en su propia memoria, recordando a Lucifer, el ángel de la luz que lo alumbraba mientras estaba prisionero del tedio de la eternidad.”
Ludoviko Silva.

Aunque curiosamente, fue en otro texto donde leí el color de su túnica actual…. o el color que la autora le atribuía.

Creo que si no fuera negro, no sería tan atractivo.

Mejor me despido, me pongo siempre a divagar…

Saludosss Albertou!!

Neon Genesis Evangelion, simón, yo también quiero manejar un EVA. A lo mejor, tal vez, o más bien, siempre he fantaseado con la idea de que los humanos somos una especie de EVA y que alguien nos pilotea, un monito extraño con el que entablamos una simbiosis de cosquillas, je. Saludos, buen relato.

El mundo Anime me queda algo lejos desde hace tiempo… como consecuencia (digo yo) de excesos en el pasado. Pero este relato captura claramente el caos, así que habrá que asomarse. Un abrazo.

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