“La proverbial intransigencia [española, dice el texto original; universal, diría cualquiera] es una de las muchas mentiras con que nos obsequian nuestros oradores. Para ser intransigentes necesitamos una fe que no tenemos, fe en nuestros ideales, fe sobre todo en nosotros mismos. Transigimos todos los días y a todas horas, transigimos hasta el absurdo de sacrificar nuestras ideas, opiniones y sentimientos y adoptar los ajenos, movidos por el miedo, por el provecho personal o por el capricho de las circunstancias. Pero nuestra decantada intolerancia es cierta. Cuando hemos cambiado nuestras opiniones por las del vecino y adoptado su punto de vista para considerar las cosas, cerramos fieramente contra aquel que las mira desde la orilla opuesta, aunque las mire desde donde nosotros las veíamos antes. ¡Respeto, Dios lo dé; amor, ni soñarlo! Y en las luchas del espíritu el primer deber que nos imponemos consiste en no comprender a nuestros adversarios, en ignorar sus razones, porque sospechamos desde el fondo de nuestra brutalidad que si lográramos penetrarlas, desaparecería el casus belli. Nuestra mentalidad, cuando no adopta la forma de alimaña cazadora y astuta, aparece como gallo reñidor con espolones afilados. Prefiere pelear a comprender, y casi nunca esgrime las armas de la cultura, que son las del amor. Y cuando se pasa de las grandes ciudades a las ciudades pequeñas y de las ciudades pequeñas pasamos a los pueblos y de los pueblos a las aldeas y los campos donde florecen los crímenes sangrientos y brutales, se agrava el encono de las pasiones y es más densa y sofocante la atmósfera de odio que se respira”. Antonio Machado, 1 de octubre de 1910. Discurso en el homenaje a Antonio Pérez de la Mata.
Category: Chispazos
Me impresiona, siempre, una sonrisa,
a veces, por lo que muestra; otras, por lo que oculta.
Así es que me contagian tanto la Mona Lisa
como la alegría de un niño en una fiesta.
Me impresiona ese poder que me transforma
oculto entre las comisuras de una boca,
porque un instante antes era arruga
y porque un instante después hasta sonroja.
Me impresiona el halago, compañía
de la correspondencia y la alegría,
más por lo que adereza que por lo que cocina
(no es igual endulzar que hacer almíbar).
Me impresiona, en fin, que la belleza
oculta en lo virtual habite en el espejo,
pues ya se sabe que la perdición de la reina
de Blanca Nieves, y la de Dorian Grey, fue su reflejo.
[La primera versión de este poema fue comentario reactivo a un interesante cuestionario de reciente aparición en la blogósfera, gracias a la infatigable Pelusa, y rescatado hoy para la pocilga, porque sí.]
Hablando de celebrar cumpleaños, me encontré este fragmento del concierto con el que Sting festejó sus 60 hace un par de años, un dueto con Stevie Wonder que suena bastante bien para este o cualquier día.
Sting and Stevie Wonder – Fragile
O qué tal este otro, con un tal Robert Downey Jr. Sí, Iron Man.
Sting and Robert Downey Jr – Driven to tears
Ahora sí, quedó listo el jueves.
No need for a GPS
Steve Winwood. Eric Clapton. Can’t Find My Way Home.
No preguntes dónde estás; mejor canta.
Trompos a la uña
Hay muchas maneras de recordarle los 70 cumpleaños a Mick Jagger.
Una de ellas, afinar el oído para escuchar lo que una de sus canciones dice, sin necesidad de palabras, en manos de alguien más que sabe lo que hace. Acérquense a Paint It Black, interpretada por Eric Henderson. Y amén.
… O tal vez no: Música coolta, por supuesto. Ya después, qué importa el lunes.
PaGAGnini: Canon
Local Vocal: 90s Medley
Quehaceres de papel
“Cuando trabajé en una librería de segunda mano —un lugar que muchos imaginan, especialmente si nunca han trabajado allí, como una especie de paraíso donde ancianos encantadores hojean tomos encuadernados en piel— lo que más me impactó fue la escasez de auténticos bibliófilos. Nuestro establecimiento tenía un surtido excepcional de mercancía, y sin embargo dudo que el diez por ciento de los clientes pudieran distinguir entre un libro bueno y uno malo. Había más presumidos cazadores de primeras ediciones que amantes de la literatura, aunque los estudiantes del Oriente que solían regatear libros de texto eran más aún, y las señoras distraídas en busca de regalos para algún sobrino, las más usuales de todos“. (Bookshop Memories, 1936).
“Desde muy chico, quizás a los cinco o seis años, supe que al crecer me haría escritor. Entre los diecisiete y los veinticuatro intenté abandonar esa idea, pero lo hice sabiendo que traicionaba mi naturaleza y que tarde o temprano debía ponerme a escribir libros“. (Why I Write, 1946), traducciones al vuelo por Ivanius.
Sigo impresionado por este video.
Creo que Bowie se lo imaginó ‘algo así’ cuando concibió la letra. *sigh* Algún día me tocará ver el disco de la tierra.
Algodón, espuma y electrón
Hay partículas suspendidas (y no hablo de la contaminación) que sedimentan ideas como levadura hidrogenada, oxígeno, malabarismos mentales sin fecha de caducidad. Brotes de generación espontánea que no colisionan sino armonizan para edificar, tras aparente Babel, nuevas historias.
Les invito a degustar una de esas letrerosas coincidencias, hoy en mi turno mensual del colectivo Escribidores y Literaturos, al borde de su aniversario.
Ala nube. Ingredientes para confección de sueños… o no.
Así no me cuides
Creíamos conocer a la niñera, pero…
Así como El Resplandor puede ser una película familiar, las películas que creemos conocer pueden perturbar al espectador más allá de los cantos y juegos.
O tal vez necesito ir al cine.