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Chispazos Corriente

El robormiga.

¡Ay! Los limones…

Me regreso, meto 19 limones de cáscara delgadita en una bolsita de esas biodegradables y me encamino a la caja.
El almacén, vacío y escojo una caja sola, en la que atiende una ñora equis.

-“buénastardes”
-“stardes”

¡Plip!

-“sietesesenta, ¿redondea?”
-“no”.
Doy 10 varos y me da 40 centavos de cambio. Yo que vivo en una dimensión alterna no me fijo y me voy caminando despacito, en la pendeja.

De repente el chispazo y saco el recibo, lo checo y giro en mis talones para regresar igual, despacito.

Hay tan poca gente que la mona me ve perfecto, y al verme regresar, pasa saliva.

-“señorita, me faltan 2 pesos”.

Así nomás los saca y me los da.
Obvio ni gracias dije, porque, ¿no es cagante ser víctima de la delincuencia organizada?

Me regreso pensando ¿cuántas veces hará eso al día? ¿Valdrá la pena ir a decirle al gerente? Quejarse, pues…

No sé. Ya hace hambre y es tarde.

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