Todo lector frecuente tiene hábitos específicos al acudir a la librería. En cualquier caso, lo más importante es la concentración.
Primero, ojeo a las novedades, hasta llegar a algún libro cuyo autor o título resulte familiar o llame la atención por el motivo que sea. Poquísimas veces sirve leer la “cuarta de forros”, la contratapa o las solapas. Es mejor hojear las primeras páginas: la experiencia enseña que quienes redactan el prólogo o la cuarta de forros no son siempre quienes mejor saben describir o recomendar un libro.
No prestar atención a la ilustración de la portada, porque (excepto –a veces– en los libros para niños) pocas veces es útil a priori para saber algo de un libro. Eso no tiene que ver con la calidad artística de la ilustración.
Sólo por encargo específico un lector experimentado acude directamente a los llamados “clásicos”. Ese término significa generalmente “libros baratos y mal hechos”, o “ediciones conmemorativas muy caras”.
Además, ese tipo de libros tienen portadas absolutamente neutras, porque todos saben de qué tratan, ya que seguramente los han leído. Ajá. Por eso hay sorpresa entre los padres de familia cuando compran a los hijos La Celestina o El Decamerón, o cuando el tío que no lee desde la escuela quiere impresionar a sus sobrinos pequeños regalándoles una edición completa de las Mil y una Noches. Lectura inolvidable.
Para completar el recorrido, el buen lector ejercita el diálogo con los vendedores, expertos que si son dignos de tal nombre deben estar preparados para responder con eficacia planteamientos razonables y específicos.
“Estoy buscando libros de escritores japoneses que vivan o hayan vivido en Japón, que no escriban de temas históricos sino modernos, que no hayan ganado el premio Nobel y que no sean ni Murakami ni Mishima. Mejor si son mujeres.”
Ahora sólo queda esperar que la nueva Ley del Libro no acabe con la cacería máxima, esa experiencia mística que separa verdaderamente a los maestros de los simples expertos: la cacería de gangas.
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DEPARTAMENTO DE AVISOS PARROQUIALES II
Próximamente se celebrará en este espacio el primer aniversario de la pocilga.
Al estilo ChanchoPensante: Casi clásico.
Los que están invitados, ya lo saben. Los que no, tampoco necesitan invitación. Acá los esperamos.
12 replies on “Instrucciones para cazar libros”
Me encanta la propuesta aventurera del día de hoy. Debiéramos todos ejercitarla con más frecuencia aunque claro, es preocupantísimo el asunto de la nueva ley… La suerte está echada. Voy buscando un ajuar ad hoc pa’l festejo. Besos y abrazos con harto lodo pero refrescantes.
No sé si podré asistir…perdí mi sombrero.
De cualquier forma les envío abrazos!
Paloma: El safari se pondrá interesante… Qué bueno será verla por acá.
GA: Felipe dice que sin sombrero, sin bandera… sin ceramente, no podríamos controlarlo sin usté. Háganos la mercé de acompañarnos.
El último libro que me llamó la atención por el título y luego por el autor fue “Historia de la Fealdad” de Umberto Eco…
Es uno de mis analistas semióticos favoritos.
Otra cosa aventurada es meterte a las librerías de polilla (de libros viejos), esas ediciones tienen varias historias: La de las palabras impresas y las de los vestigios de sus otras vidas agregadas en sus páginas u ostentadas en forma de bárbaras mutilaciones.
¿Será de disfraces el reven? Imaginé la pocilga alumbrada con velas y todos disfrazados. Ya saqué un disfraz y ropa de civil. Me empiezo a rizar las pestañas. Me avisan por fa.
Se le agradece la inspiración.
Aich!! Hace siglos que no voy de caceria….tendré que hacer algo al respecto. Aprovecharé la cercania de la sabana de Donceles (que queda muy cerca del feudo donde trabajo desfaciendo entuertos museísticos) y volveré a la caza de maravillosos e inesperados especimenes…ya necesito ampliar mi colección de relatos de esta ciudad que algún día fue.
Mis felicitaciones doy a usted por el próximo aniversario de este espacio cibernético.
Lau: La semiótica no estaba en boga en mi Facultad, así que para mí Umberto Eco es más conocido como novelista. Recuerdo haber leído El nombre de la rosa con la ayuda de un diccionario o dos, mucho antes de que se hiciera archifamosa. Desde luego, el libro de Cómo se hace una tesis. Eso me da una idea para otro post…
Mara: Nada como encontrar un libro con reminiscencias de épocas, personas o actitudes que se creían ya superadas. Por eso digo que la cacería de gangas o de hallazgos es historia aparte. Más ideas, más…
Aines: Buena cosa, la de desfacer entuertos. Donceles resulta ser algo así como la “Ruta de las Especias”, donde el olfato lector puede sufrir enfermiza indigestión. Recuerde: Nada con exceso.
GA: La respuesta a su comentario era en plural: “Hágannos la merced”… es que resulta difícil escribir con un compás clavado en la mano.
Estimadísimo amigo, ha olvidado usted mencionar hábitos de los lectores que son el despiste andando, como es el caso de quien ahora escribe.
Mi sello característico es revisar si llevo la cartera en el bolso para poder hacer frente a la inversión que pienso realizar. Sí, ya me han dicho muchas veces que eso se revisa desde antes de salir de casa, así que le ahorro el comentario 😉
Y, pues ya que estamos aquí, ¡feliz aniversario!
Y dicho sea de paso, son poquísimas veces las que olvido llevar dinero conmigo. Más que hábito, ha de ser manía jeje.
Tessy: Revisar el bolso (o el bolsillo) es señal de buena crianza. Excepto, claro está, para los carteristas. Llevar poco dinero no es manía ni hábito: es señal de pertenencia a la realidad.
Pues el último libro cazado de las librerías de polilla que les llaman, fue El Chacal de Frederyck Forsyth y en las librerías “decentes” La Reina Loana de Umberto Eco; el primero buenísimo el segundo aún lo leo.
Espero que las cucarachas estén invitadas a la pocilga en su primer aniversario, aunque pensándolo bien, las cucarachas nunca son invitadas pero están en todas partes.
Un abrazo a todo el Chancho’s estaff.
Adez: Forsyth es una excelente lectura dominguera, de esas para el relax neuronal, y el Chacal una de sus mejores obras.
Pausa.
Yo no sé qué se traen los comentantes con Umberto Eco que de pronto se volvió muy mentado en la pocilga. Lo tomaremos como advertencia para incluirlo en el radar. Abrazo de vuelta.