Con febrero se ha cometido una injusticia grave, que es definirlo, como al amor y la amistad, por el contenido de su “día célebre”. En desagravio, una conversación (en realidad, más de una) me recuerda mirar detrás de las pancartas, o más bien, dentro de las personas que las (sobre)llevan, para hallar las luces verdaderas.
“Por esto, querido amigo, necesito yo tanto tu amistad, la de un compañero que, por encima de las disputas intelectuales, vea en mí al peregrino de este fuego…”
¡Estoy tan harto de capillismos, territorialidades y fronteras! En medio de la batalla, inmerso en la obscuridad de la trinchera, o en ese frío antes del alba que se complace en abofetearnos, me aferro a la memoria y las palabras.
“… Ante ti puedo presentarme sin vestir un uniforme, sin tener que recitar un verso del Corán, ni sacrificar lo más mínimo de mi vida interior.”
Recuerdo cómo el calor compartido –que por algo se llama hogar— disipa desconfianzas, recelos e ignorancia. Tengo presente cuántas veces, al mismo tiempo que una vianda común (sea caviar, carnitas o cerezas), dos o más han disectado las exigencias de cada batalla cotidiana, esas que generalmente logramos superar por pura resistencia.
“Ante ti no tengo que disculparme ni defenderme, no necesito demostrar nada… Más allá de mis torpes palabras y de mis opiniones, que pueden extraviarme, tú me ves sencillamente como un ser humano…”
En esa lucha, ante la inminencia de la herida, del padecimiento que se nos inflige por igual, no hay niveles, no existen diferencias: la sangre vertida y el sudor derramado son el mismo. Tal vez las lágrimas no… pero sólo por razón de turno.
“Yo –este que, como todo el mundo, siente la necesidad de ser reconocido– me siento auténtico junto a ti, y por eso te busco. Necesito dirigirme al lugar donde pueda sentirme auténtico… Un amigo es necesario como esa cima de la montaña donde es posible respirar de forma diferente”.
Nada como lo que se comparte, porque hacia adentro, igual que las riquezas, se acumulan las dudas. Pero afuera hay luz, y bajo ella, todas esas mezquindades e insignificancias que carcomen se ventilan. Por eso importa saber reírse (y enseñar a reír) de ellas.
“Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?”
La imagen es una ilustración para una edición inglesa de Los tres Mosqueteros, tomada de Wikimedia Commons. Los primeros párrafos de este artículo son citas y paráfrasis libérrima a la Carta a un rehén, de Antoine de Saint-Exupèry. La última cita, en verso, pertenece a Momentos felices, de Gabriel Celaya (1911-1991), poeta español. Las reflexiones intertextuales debo llamarlas, a partes iguales, travesura y tributo… más allá de los sustantivos que supuestamente pertenecen a un solo día de febrero.
12 replies on “Elogio de la lealtad II”
Gladly I’ll be your friend for life.
Pues viendolo así, ¡venga esa mano!
entonces todos para una?
aahh no asi no iba
ja
Ivanius
Ya que tocas a su autor; aquí un fragmento de “El Principito”, justo cuando el Zorro clama por la amistad, la querencia del pequeño niño de rizos dorados:
Abrazo (odio la parafernalia del 14 de febrero y toda esa bazofia mercadológica copiada a los gringos)
“-Mi vida es algo aburrida. Cazo gallinas y los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen como también los hombres se parecen entre sí. Francamente me aburro un poco. Estoy seguro que…, si me domesticas mi vida se verá envuelta por un gran sol. Podré conocer un ruido de pasos que será bien diferente a todos los demás. Los otros pasos, me hacen correr y esconder bajo la tierra. Pero el tuyo sin embargo, me llamará fuera de la madriguera, como una música. ¡Mira! ¿Puedes ver allá a lo lejos los campos de trigo? Yo no como pan, por lo que para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo nada me recuerdan. ¡Es triste! Pero tú tienes cabellos de color oro. Cuando me hayas por fin domesticado, el trigo dorado me recordará a ti. Y amaré el sonido del viento en el trigo…” (Fragmento del Capítulo XXI de «El Principito». Antoine de Saint-Exupéry.)
alguna vez Te conte de la cari de Dartacan y los tres mosqueperros, perdoname, pero fue mi prmera referencia para esta obra literaria tan buena, y definitivamente no hay otro ejemplo facil que le compita a lo que a lealtad respecta a esta historia.
un abraozote!
Hermosa entrada Don Chancho
que viva la lealtad que es, según yo, la única forma de continuidad que nos puede literalmente dar la vida
y después de todo
‘Friendship is a four letter word’
Abrazo
Lord Byron decía que: “La amistad es el amor, pero sin sus alas.”.
Cuando yo era adolescente inmortalicé esa frase.
Con el tiempo, me di cuenta que dicha frase en otrora inmortalizada,
era falsa, porque la amistad tiene alas diferentes a las del amor.
Y los aires sobre los que se planea, son más sinceros, y como bien
dices, más auténticos.
Febrero es mucho más que el mes de San Valentín,
es el segundo mes más patriótico.
…. sólo que de Cupido y la Patria, no sé cuál sea en estos tiempos,
el galante triunfador en su lado fidedigno. jaja!
¡Un abrazo!
Excelente escrito, y si en parte es de otros lo has sabido hacer tuyo, o mejor dicho, “nuestro”. Te mando un abrazo mi amigo.
PD. Imaginé el platillo con carnitas, con caviar adornado con cerezas y perdí el hambre.
Mr. 7w7: We are friends, and alive. That´s great.
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NTQVCA: Con gusto, como siempre. Gracias.
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Jo: Es que la otra opción era “Sálvese quien pueda”.
🙂
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Marichuy: Por eso precisamente es agradecible saber que lo que nos alimenta no depende de la parafernalia. O del trigo. Abrazos.
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FotoMadrina: Lo que importa son las vivencias, porque esas nunca son de caricatura. Aunque también ayuden a sonreír. Beso.
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MV: No sé si sea la única, pero vaya que vivifica. Contrary to other four-letter words. Abrazo.
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Jess: No es que la amistad eleve, sino que nos enseña a respirar. Y también que la patria es un lugar más grande que sus fronteras. Abrazo.
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Eduardo: Un abrazo también para ti. Y sin mezclar ingredientes.
Don Ivanius querido… casi me agarró cantando aquella de “that’s what friends are for” con todo y aguitas saliendo de los ojos… *ji, ji* La mera verdad, soy también enemiga de todos los festejos que huelan a consumismo, salvo los cumpleaños y la navidá (aunque usté no lo crea), no me pida que le explique por qué. El punto es que si había que celebrar de alguna manera, usté lo hizo redondo, y la cereza en el pastel, por más que a unos propicie asco al combinarse con las carnitas, es su interesantísima selección de textos alusivos. ¡Celebro su chanchiamistad con 14 besos sinceros!
Que suerte tenerte entonces como amigo!
Paloma: “Sólo pinto lo que vivo”, creo que dice la frase. Y celebro compartirlo. 14 chanchibesos pa usté.
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Pelusa: Para ser cierto lo que dices, se necesitan dos. Así que gracias por la suerte. Besos.