Antes, él cumplía todos mis caprichos porque podía hacerlo, y se mostraba orgulloso de mí. Las horas nunca eran iguales en este castillo, porque juntos lo llenábamos de luces.
Ahora pasa el tiempo en tonterías: “¿Qué dice mi cosita linda? ¿De quién son esos ojitos?” ¿Y ella? Vive en un país color de rosa. Tal para cual, en el trance de la bobería. Yo no los entiendo.
Hace un año, antes de que ella llegara, planeábamos festejar mi cumpleaños con un baile, un vestido nuevo y un paseo para los dos. Hoy tuve que conformarme con un pastel y una felicitación llena de prisa antes de una aburrida reunión de adultos.
Todo eso cambiará pronto. Cuando venga a buscarme mañana, sé que sólo se ocupará de mí, porque me he portado bien y fui generosa y agradecida con todos, además de obedecer como a él le gusta cuando me ordenaron retirarme a dormir.
Después de dar las buenas noches, sólo me falta dejarle una rebanada de mi pastel de cumpleaños con una vela encendida a Rapunzel, mi muñeca de trapo, que ahora duerme en la cuna de mi nueva hermanita.
“A media luz”, relato de Ivanius, apareció el 9 de noviembre de 2009 en el blog colectivo Escribidores y Literaturos, rescatado hoy para la pocilga, porque sí. La foto es “Candle stump on holder“, tomada de Wikimedia Commons.