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Corriente

Resistencia y esperanza

Hay días en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días“.

A veces un lector tiene momentos de intimidad inexplicable con las letras de otros a quienes nunca ha visto. Incluso puede descubrir palabras escritas para él, aunque no lo hayan sido, que podría (más bien desearía) haber escrito, de tanto que las piensa o hasta las dice.

” … uno va quedando aletargado delante de la pantalla, y aunque no encuentre nada de lo que busca lo mismo se queda ahí, incapaz de levantarse y hacer algo bueno. Nos quita las ganas de trabajar en alguna artesanía, leer un libro, arreglar algo de la casa mientras se escucha música o se matea. O ir al bar con algún amigo, o conversar con los suyos. Es un tedio, un aburrimiento al que nos acostumbramos como ‘a falta de algo mejor’. El estar monótonamente sentado frente a la televisión anestesia la sensibilidad, hace lerda la mente, perjudica el alma.” (Donde dice televisión, pongan ustedes pantalla.)

A veces, el propio naufragio pasa inadvertido gracias a esa esperanza, que se consume (y se contagia y comparte) en pequeñísimas, precisas dosis cotidianas, casi con miedo de intoxicarse. Pero reanima.

No hay otra manera de alcanzar la eternidad que ahondando en el instante, ni otra forma de llegar a la universalidad que a través de la propia circunstancia: el hoy y aquí. Y entonces ¿cómo? Hay que re-valorar el pequeño lugar y el poco tiempo en que vivimos, que nada tienen que ver con esos paisajes maravillosos que podemos mirar en la televisión, pero que están sagradamente impregnados de la humanidad de las personas que vivimos en él.

La reflexión es nostalgia. Nostalgia como ausencia indefinible, que debemos aceptar, pero ante la cual resulta imposible resignarnos. El lector, frente a la página, se contempla de pronto como heredero de un ejército de voces.

Algo notable es el valor que aquella gente daba a las palabras. De ninguna manera eran un arma para justificar los hechos. Hoy todas las interpretaciones son válidas y las palabras sirven más para descargarnos de nuestros actos que para responder por ellos.

A veces, los ecos son tañidos en el alma, especialmente al creer que los huecos en mi interior están allí simplemente para hacer resonancia, y se vuelven exigencias de armonía sin pentagramas, música sin instrumentos, alegrías espontáneas.

Tenemos que reaprender lo que es gozar. Estamos tan desorientados que creemos que gozar es ir de compras. Un lujo verdadero es un encuentro humano, un momento de silencio ante la creación, el gozo de una obra de arte o de un trabajo bien hecho. Gozos verdaderos son aquellos que embargan el alma de gratitud y nos predisponen al amor.

Por eso luchamos contra un montón de inclinaciones que, como su nombre indica, nos arrastran hacia abajo. Porque aún es cierto que el gozo trae consigo tanto la exigencia de vivirlo como la tentación de agotarlo. Es importante que no nos venza el tedio, dejar de pensar en lo cansado que es seguir adelante. Porque si no avanzamos nos hundimos.

Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa. Los hombres necesitan que nuestra voz se sume a sus reclamos.

Al lector le sorprende el número de veces que asiente. El veterano devorador de páginas ha subrayado –horror– aquí y allá una frase, un párrafo…  en conjunto casi páginas enteras. De vez en cuando vuelve a ese libro, a unos pocos libros (ni tan pocos, dirá irónicamente alguno) para releer, para espigar de nuevo chapuzones de frescura en el desierto alienante de la rutina, y seguir adelante.

La primera tragedia que debe ser urgentemente reparada es la desvalorización de sí mismo que siente el hombre, y que conforma el paso previo al sometimiento y a la masificación. Hoy el hombre no se siente un pecador, se cree un engranaje, lo que es trágicamente peor. Y esta profanación puede ser únicamente sanada con la mirada que cada uno dirige a los demás, no para evaluar los méritos de su realización personal ni analizar cualquiera de sus actos. Es un abrazo el que nos puede dar el gozo de pertenecer a una obra grande que a todos nos incluya.

Las citas pertenecen al imprescindible (digo yo) La resistencia, de Ernesto Sábato (1911-2011), escritor argentino. Los intertextos, como siempre, son irresponsabilidad de esta pocilga. Y qué; al cabo es lunes.

By Ivanius

Intérprete de sueños, devoto de las palabras, adicto a la imaginación. Lector irredento y escribidor repentino. Ciudadano y no me canso.

5 replies on “Resistencia y esperanza”

Definitivamente debo leer “La Resistencia”, éstos párrafos compartidos me han tocado profundamente el corazón. Nuevamente, esa capacidad que algunos tienen para expresar sus sentimientos, y que, a mí parecen leerme la mente.
Reaprender a gozar; ahondar en el instante; cruzarse de brazos, es volverse cómplice…
Gracias por mostrar algunos tesoros. Un abrazo fuerte. 🙂

pues y ano puedo esperar
la persistencia merece una ovacion
pero la paciencia se largo hace rato

¿quien es dueño de esta pocilga?

Qué bello este tejido, tan bien hilvanado, de cosas que se escribieron, se leyeron, se pensaron, acaso, en distintas cabezas (súmese con humildad la mía). Huelga decir cuánta falta nos hará Sábato. ¡Qué fortuna que nos quedan sus palabras! Más, cuando hasta los cerdos saben apreciarlas. Esta pocilga es singular, un remanso de esos que no hay muchos, pero eso ya lo saben. 2011 con reflejos de mayo y saudades.

Nunca leí a Sábato, muchos los creerán sacrilegio, quizás sea que no tengo al alcance a alguien que me lo recomiende o nunca me llamó la atención.
Quizás sea mi resistencia infinita a leer lo que muchos leen, me perderé de muchas sabias palabras, supongo que llegará el día en que un libro de él se me cruce en el camino, será tal vez hora de empezar a dejar de resistirse.

Luna: Así son todas las letras: Parecen un desorden sin qué ni por qué hasta encontrar al lector, o a la plática. Gracias por acudir. Abrazo.

Jo: Se habrá cansado, pero el segundo aire cobra fuerza. Aquí el lodo sabio es aportación comunitaria, ya lo saben.

Paloma: Lo importante es sumar, exactamente. Aunque sea para reunir entre todos lo que a tantos hace falta. 2011, sumados.

Malquerida: Lo bueno es que siempre hay más por leer, y a eso es difícil resistirse.

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