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Corriente

I Java Dream XV

Cada semana tiene un viernes como recompensa para que, en dos horas de respiro (más exactamente, al son de tres o cuatro campanadas), llegue puntual el carruaje de los recuerdos.

Quizás sea porque las cinco o seis o siete letras de tu nombre sirven para planear y construir fantasías interminables. Después de las ocho, un poco más tarde, sin saber nunca dónde porque “el lugar de costumbre” invoca lugar común, rutina y poca cosa…

Así cada encuentro era distinto. Como cuando te dije que creer en la reencarnación quizás significaría volver como gatos siameses callejeros hasta recuperar, poco a poco, nueve vidas.

Eso, dijiste; nueve vidas necesarias para fabricar una mezcla de coincidencias con diez de calificación. Luego nos fuimos a merodear en busca del regalo perfecto… nunca te decidiste, entre once opciones. Prefieres la libre inspiración de la compra impulsiva.

Después, la media noche del reloj me despertó. O tal vez fue el aroma de la cafetera, que velaba mi sueño como siempre, puntual y sorpresiva.

By Ivanius

Intérprete de sueños, devoto de las palabras, adicto a la imaginación. Lector irredento y escribidor repentino. Ciudadano y no me canso.

8 replies on “I Java Dream XV”

Híjoles, oiga… yo le tenía una cita a juego con su primer párrafo. ¿Pero qué cree? Que no encuentro a mi William Somerset Maugham, ¿dónde diablos se metió? Dejo aquí constancia, sin embargo, de que quise citar mamonamente, y de que aunque no pude, vine a manchar la sección de comentarios como prometí. Y si veo la hojita ésta temblorosa, prometo volver y transcribir eso de las largas semanas laborales que tienen como recompensa dos horas de teatro. Algo así.

En concordancia con el consejo y la imposibilidad de todo, bebamos —glu—, brindemos y bailemos. Yum, cafeína.

Abrazo.

Encantadora rememoracion con numeros y letras.
Eche de menos al principio el cero, mi cero creador, pero me sorprendio al final con un delicioso aroma.
Estoy por cambiarme a la cafeina. La teina no provoca tantas cosas buenas.
Besos!!

Oiga, si no es secreto… ¿como se le arranca a la primera comentarista la promesa de que deje su huella o su mancha, como prefiera, en las secciones de comentarios?

OMG! Y yo que estoy a punto de transformarme en calabaza (aunque las campanadas ya pasaron). Efectivamente, cada encuentro es distinto (y eso que son 8) y deja 9 recuerdos, 10 aprendizajes y charlas de 11 lenguas casi desconocidas suspendidas en el aire. Pero, ¿estábamos en lo de las 9 vidas de los gatos o no? No importa, las 12 campanadas no dan tregua, por mucha libre inspiración que se tenga y el sueño, como un caleidoscopio se repite al infinito. Será que mañana es viernes y que en pocas horas, nos espera una buena taza de café… 2010 chanchibesos y 9 más, por la travesura ;o)

(… inserte aquí hondo suspiro)

Al traerse al presente, los recuerdos nunca son iguales. Bendito que así sea.

Como usted es amante de la lectura, le dejo la ficha de un libro muy interesante sobre memoria, recuerdos y aperturas sensoriales. Abrazos

“Proust was a Neuroscientist”
Jonah Lehrer
Ed. Mariner
New York 2008
(vía Amazon)

Por ahí en mi tuit publiqué hace unos días algo al respecto y creo que el libro ya está en español, editado por Paidós.

Voy a hacer un atento reclamo: hace unos minutos dejé un comentario, y esta chimistreta lo ignoró.

Te decía algo así como que es una bendición que los recuerdos nunca sean rememorados de la misma forma.

También te recomendaba un libro llamado:
“Proust was a Neuroscientist”
de Jonah Lehrer
Edit. Mariner. New York 2008
(vía Amazon)

(por ahí tengo un tuit con un artículo, en español, sobre este libro; en verdad muy interesante)

Diana: Don Guillermo, nada menos. Eso es lo bueno de tener comentaristas letrerosas en esta pocilga; así se nos pega algo mejor que la mugre. Viva la cafeína. Abrazo.

Pelusa: Sé que hay que empezar de cero, pero es que al principio en la hoja no había nada. =) Allá por tus lares dicen que se sirve muy buen café; pero también el influjo del té provoca buena cantidad de buenas letras.

La pregunta… es un misterio en vías de solución, más por gentileza de allá que por insistencia de acá. Besos.

Paloma: Me quedé de a seis, porque no entendí más que una de cada cinco palabras, aunque las leí con mis dos ojos. O cuatro. Será que le anduve buscando tres pies al gato, para que no me saliera con su domingo siete. Chanchibesos de a ocho, antes de que nos den las nueve, las diez o las once. 🙂

NTQVCA: Ellas siempre han hablado igual o más que nosotros, eso es correcto, no impertinente. 😉 Abrazo.

Marichuy: Los recuerdos nunca son iguales porque si lo fueran, no existiría el pasado: todo sería presente inatrapable.
Gracias por el dato; habrá que buscar el libro. Abrazos amnésicos.

PD. El comentario reaparecido se debió a un parpadeo quisquilloso del antiespám. Abrazo contrito.

Malquerida: Por eso no dejo el café, para no quedarme solo. 😉 Abrazo.

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