Las esperas siempre son difíciles.
Sobre todo aquellas que son inciertas,
en las que no se sabe qué va a pasar.
“Así como para cuándo, joven”.
Y es pregunta.
Obvio sin respuesta.
Tic tac tic tac…
Tic tac tic tac…
¿Ya? ¿ya? ¿ya ya ya ya ya ya?
Changos. Entre el tuiter y la neurosis colectiva, la gente vive boca abajo.
Ya, por favor.
Ya.