Como tela de araña, tiene aparentemente una pauta adivinable; como gota de agua, una vez acogida, se desvanece dejando la mano (o la lengua) un instante más fresca.
Como recuerdo, vivifica emociones que luego se dispersan en la caja de resonancia que a veces llamamos cuerpo y a veces creemos alma.
La poesía es hilván del espíritu que puede parecer frágil y demasiado sutil, pero construye maravillas que atrapan.
Tú preguntaste. Ahora, calla.