Un funcionario del pueblo solía pasear por los jardines del monasterio, para oír cómo los monjes comentaban diversas enseñanzas.
“Aquí los recuerdos no existen”, decía uno; “La memoria suele ser una tortura innecesaria”.
Todos guardaron silencio al encontrar al visitante, quien aprovechó para hacer una pregunta. “Maestro, ¿qué es mejor para aprender: experiencia o intuición?”
Lou-Sin miró de arriba a abajo al funcionario, antiguo condiscípulo, y sonriendo dijo: “Aprende de oyente, porque las lecciones particulares suelen ser carísimas”.