A la hora de escribir me gusta sentir que escribo. Ya sé que la computadora tiene sus ventajas y que las tabletas y los micro, mini o maxi celulares son lo de hoy, aunque eso darle dedazos a un vidrio o aplastar teclas que parecen chicles no me hace muy feliz. Agradezco —eso sí— la tendencia a lo inalámbrico, pero el plástico sigue siendo frío (suena a canción de Miguel Ríos o Lady Gaga).
Ajá. Pues no hay muchas alternativas, ni en esta pocilga semos ultrafánses de loúltimoloúltimo (para muestra, las chancholibretas).
Pero los muchachos de Orée Design han demostrado que es posible un teclado para quedar bien con el diseño, la tecnología, la naturaleza… y hasta la globalización. Habrá que romper el cochinito. (¡Ouch!)
AVISO PARROQUIAL: Sí, los rincones insólitos están de vuelta. Estéi tuned for mor sorpráises. Or not.