A veces los sueños me atrapan a media jornada. Cualquier incidente, cualquier objeto, puede ser la pista de despegue.
Entonces, cada parpadeo no es una respuesta natural a la irritación de los ojos: es una oportunidad para insertarme en el firmamento.
El anonimato me sirve para camuflajear la personalidad de espacionauta. Camino inadvertido mientras por dentro sonrío y emprendo el vuelo.
Los demás no entienden. Para ellos soy un pasajero de la vida como cualquier otro.
No se dan cuenta de que, aunque mi raíz sea la tierra, mi elemento -mi hogar, mi reino- es el cielo.
2 replies on “Navegante”
el cielo y la eternidad de los sueños…aunque sean cibernéticos y cueste trabajo encontrar el momento en el que despiertas.
El valor en el anonimo no es suficiente para llegar a la exquisitez de la intimidad de una persona que con su escudo de plasma o rayos catodicos (como mi viejo monitor) logran darle sustancia a este espacio inanimado que cobra intensa vida gracias a esos poco valientes pero infinitamente grandes orniricos seres que en su grandeza se miden del cielo a la tierra.