Categories
Borrones Corriente

Lágrimas de cocodrilo

Era un día soleado, con un cielo azul muy azul. Los chamacos correteaban en las calles, y sus gritos se perdían en la lejanía.
La Medu y yo caminábamos tranquilamente por la ribera de aquel canal de aguas negras que era el mejor lugar para jugar. Ella con ese paso majestuoso que la caracterizaba, y yo, siguiéndola como podía, dando tumbos y resbalando a cada tanto.

Me detuve para regresar el saludo que venía desde lejos, de Pepe, mi querido amigo.

Pasó todo muy rápido. Cuando bajé la mirada ya había ocurrido; un auto pasó velozmente sobre la Medu segando su vidad de golpe. Y lo peor, estaba embarazada. El fruto de su amor con el Tanner jamás se lograría.

“Nooooooooo. Los perriiitos. Nooooooooo. Meeeeeeduuuuuu”.

* * *

Desperté. Obvio, bañado en lágrimas, baba, moco, sudor…
Pinche sensación de angustia y apachurramiento; tardó meses en desvanecerse, pero puedo decir que me sobrepuse rápido. Tan rápido como puede un chamaco que recién va saliendo del cascarón.

Tenía yo 12 años. Y aun cuando había dominado el llanto hacía muchos tiempo, cada que recordaba el sueño; ahí estaban, las lágrimas amargas. La angustia de su muerte.

Hace mucho que no lloro. Bueno, al menos de tristeza.
No sé si es porque no puedo, o nomás no quiero. Pero hoy… hoy si chillé, pero de risa. Hacía mucho tiempo que no me reía tan de buena gana.

Ver a este chillón, y sobre todo, escuchar al mamón del policía soltar su frase lapidaria “lo voy a subir a yutúb por púto”, me provocan incontinencia urinaria.

¿Ya ves cómo el crimen no paga?

Content Protected Using Blog Protector By: PcDrome.