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Fotos Happy-Happy Joy-Joy

Estuve ahí.

EL momento

El techo de la carpa blanca con candelabros soltaba tremendos gotones de condensación.
Un grupo de exóticas bailaba encima de los pedestales a modo, colocados por la marca de refresco con vitaminas que ayudó a hacer posible ese sueño.
Yo me volteaba a ver las manos, para asegurarme que no estaba soñando. Y mejor; que nunca lo iba a olvidar.

David Morales en los controles.

Alegría incontrolable.

Desbocada. Sudorosa. Salada,
de mar
de gente. Recuerdo el dolor de mejillas al amanecer.
Playa Tres Vidas. Te amo.

Esa es la foto del que tengo catalogado como “uno de los mejores días -bueno, madrugadas- de mi vida”. La sesión en la “carpa house” de David Morales en el Aca Fest 2000.
Así como cuando Martín Santomé tenía entre sus brazos a Avellaneda y se dio cuenta que era feliz y que “eso” jamás se repetiría -¡uta! qué amargado- que de ahí más bien era todo cuesta abajo, “hasta alcanzar el siguiente pico”… creí que el instante no se repetiría.

Pero nada más para demostrar que dios sí existe, y que Santomé y todos los amarguéitors del mundo están equivocados, porque la felicidad -así como el orgasmo, el éxito y otras mamarrchadas- es de quien la trabaja…

Ahí estuve.

Domingo 18 de mayo paraje sepadiosdelachingada ahí por Toluca: Underworld en vivo.
No puedo decir mucho.
Sólo que volví a llorar como un niño, que brinqué hasta que sentí mis coronarias explotar, que me ilusioné, que me gustó a rabiar. Que fui un trapo en sus manos y que grité como las quinceañeras gritaron con Menudo en el Azteca.

Que sentí deseos de encuerarme aun con la lluvia, el frío, y la mota de ahí junto.
Que deveras todo desapareció a mi alrededor como en un sueño de amor.
Que abracé al mundo y todo su contenido.
Que me hinché como sapo cuando supe que había estado ahí.

Yo creo que fue la disposición después de ver a Moby.
Verle la jeta “tan cerquitas”. Sentir su furia y desesperación.

Antes y después.
Claro que no se puede vivir así como una moto todos los días. Pero esas cosas dejan un sabor en el alma que dura meses y meses; y años.
Y sigue ahí cuando se le necesita.

Fán, fán, FÁN PUTA MADRE. Bueno, después le sigo.
Lo más chido es que el Castor llevó su cámara HD y no perdió detalle del gig.
Vamos a sacar una edición conmemorativa del magno evento.
Cuando esté, les platico.

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