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Corriente Happy-Happy

#30 libros, segunda parte

Como lo prometí, he aquí la segunda parte del recuento para el reto de los #30 libros, que me puso a pensar bastante, y probablemente inspire algún próximo post.

16. Uno ruso que sí haya leído. El rey Lear de la estepa, de Iván Turguéniev. Afortunado cruce entre hemisferios, en aquel entonces no separados por una cortina de hierro.
17. Uno de este año. Para no adelantarme (mucho) a las listas de “lo mejor y lo peor”, elijo Una cuestión de tiempo, de Michael Hoeye, sobre un pacífico ratón relojero metido a detective. No es tan devorador de libros como Firmin, aunque seguramente se llevarían bien.
18. El que más veces ha leído. Son varios, pero digamos Corazón, Diario de un niño, de Edmundo De Amicis. Sin duda, uno de los libros que provocó la avidez de leer… y quizás la de escribir también, aunque haya quien lo descarte como “el Diario de Ana Frank para varones”.
19. Uno que lo haya sorprendido por bueno. Océano Mar, de Alessandro Baricco. Playa, personajes y pasiones… además de una buena traducción, que siempre se agradece.
20. Uno que lo haya sorprendido por malo. La mano del muerto, de Alejandro Dumas. Reverso de El conde de Montecristo, donde alguien que sí merece lo que recibió hace pasar a Dantés peores desventuras. Basta decir que es uno de los pocos libros que recuerdo haber destruido (literalmente) del coraje, por el tiempo perdido y por las injusticias cometidas. De pena ajena.
21. Uno de cuentos (no valen antologías). La muerte tiene permiso, de Edmundo Valadés. Maestro y antologador que puso en práctica lo que enseñó a tantos a través de su legendaria revista El Cuento: allí aparecieron algunos inolvidables como el de Cary Kerner que ya comentamos aquí, aunque lo más valioso (también) era la sección de correspondencia, copiosa, instructiva, precisa y llena de claridad no exenta de respeto.
22. Uno de poemas (no valen antologías). Árbol Adentro, de Octavio Paz. Uno de los primeros libros de poesía que leí como tal y sin expectativas, a pesar de la fama de su autor… además de alguna anécdota.
23. Uno que le gustaría volver a leer en su vejez. El café de Qúshtumar, de Naguib Mahfouz. Descubrí al escritor gracias a este libro, que muchos llaman “obra menor”, aunque su tema no me lo parece. Además del café, por supuesto.
24. Uno que no le prestaría a nadie. Stalky y Cía., de Rudyard Kipling, uno de mis releídos consentidos, y que seguramente es familiar para J.K. Rowling como antecedente de Harry Potter.
25. Uno para aprender a perder. Rebelión en la granja, de George Orwell. Perder duele, pero pasa; lo importante es aprender en el trayecto.
26. Uno que asocie con la música que le gusta. El Silmarillion, de J.R.R. Tolkien, específicamente por Ainulindalë, inolvidable relato sobre la creación del mundo a través de la música.
27. Un libro que le regalaron y no le gustó. No puedo recordar alguno, así que en vez de achacarlo a mi mala memoria, prefiero pensar que quienes me han regalado libros saben lo que hacen.
28. Uno que le haya asustado. El impulso de matar: Anatomía de un psicópata, de Flora Rheta Schreiber. La autora de Sybil (un libro también estremecedor, aunque en otra tesitura) retrata a John Kallinger, un asesino verdadero, y el proceso de terapia que llevó ya encarcelado.
29. Uno que se haya robado. No robo (mucho menos libros), pero todo lector adicto tiene en su biblioteca aportaciones, digamos, más o menos involuntarias, por múltiples circunstancias. El que más se acerca a una anécdota digna de contar es Oficio de tinieblas, de Rosario Castellanos, que me “obsequiaron” a cambio de hacer el resumen-tarea escolar de alguien a quien leer le parecía (espero que ya no) una pérdida de tiempo.
30. Uno que pueda salvar vidas. The Worst-Case Scenario Survival Handbook, de Joshua Piven y David Borgenicht. Este debe ser el libro de cabecera de Wile E. Coyote, sin duda, aunque no sea marca ACME. Ameno, entretenido, y quizá (aunque espero no tener ocasión de comprobarlo) bastante útil.

Después de esta “página letrerosa”, la pocilga retorna (esperamos) a su lodo-ritmo habitual… de lectura, por lo menos.

By Ivanius

Intérprete de sueños, devoto de las palabras, adicto a la imaginación. Lector irredento y escribidor repentino. Ciudadano y no me canso.

7 replies on “#30 libros, segunda parte”

Algo que no se me olvidará nunca de usted mi querido IvaniUS es lo que me dijo un día-entre otras cosa- ¨Somos lo que leemos¨ y tiene usted mucha razón, por eso creo que si estuviera oportunidad de pedir un deseo, pediría conocer al Maese de Maeses, al gran IvaniUS, devorador de libros que siempre pone la muestra en cuanto a cumplir retos se refiere. Para muchos es sabido que lo considero mi maestro, le tocó mala alumna pero se lo digo en serio, le admiro, como usted muy pocos.

Hoy amanecí muy halagadora-como se habrá dado cuenta- pero quiero decirle esto, siempre será mi maestro mi muy querido Pirata.
Me voy, debo terminar de leer un libro que ya se me olvidó cómo se llama, mientras cuido a mi nieta, ¿sabe que ya tengo una nieta? si, se llama Natalia La Bella.

Au revoir.

Hoy Leí buena parte del día: unas 30 densísimas páginas del Leviathan de Hobbes, 50 páginas de L’Assommoir de Zola y unas 100 páginas del Limits of Racial Domination: Plebeian Society in Colonial Mexico City, 1660-1720, de Douglas Cope.

ah también corrí mis 3 km y hice hoy 40 lagartijas en tres tandas
claro que somos los que leemos
y yo me quejaba de esas densisimas paginas.

Hay quien se apea de un libro por pose
pero habemos otros que nos acompañamos de el porque sino como diablos nos asomamos al mundo y a la imaginación…¿?

besos chanchos

Don Ivanius: confieso que su segunda parte de la lista me ha despistado. Salvo casos de los que seguro usté ya adivina varios, el resto (más de la mitad) de sus libros no los conozco. Claro que algunos de ellos, según cuenta, ni siquiera son dignos de leer, pero aún así, me han sorprendido. Caben tantos libros en tantos mundos y al revés que no debiera extrañarme; sin embargo, quería confesarlo.

Y como ya se va anunciando la época de reflexión sobre el año, salvo que suceda algo extraordinario, esta vez tampoco llegaré a mi propia meta de los 52 libros leídos por año, lo cual me fastidia con todo y que he leído más que durante el ciclo anterior. Ni hablar, queda un mes por delante y mucho por hacer, leer y sobretodo, encuentros pendientes. 2011 hasta dentro de poco, muy poco ya.

Mi querido Ivanius, esta vez hay varios que no he leìdo… El primero que incluire en mi lista de pròximas lecturas es La muerte tiene permiso, el cu_al por cierto ya debe estar cubierto de polvo de tanto esperar. Y como siempre, porque no es la primera vez que lo dices, Corazòn, Diario de un niño, que creo tuvo la misma influencia en mi que en ti…

Fraternal abrazo, y saludos a todo el chiquero!

A usted, ávido lector, le digo: no importa que Cuauti esté lejos, siempre se puede llegar, si hasta a Barcelona fui a dar, ¿cómo ve? Pero bueno, la Condesa me gusta en su justa medida y puede ser buen “punto medio”, yo puesta 😉

Malquerida: Natalia la Bella es muy afortunada por tener la familia que tiene, y quien le lea cuentos que ella misma escribe. Gracias.

Jo: Así es esto de leer… exigente, pero variado. Sobre todo para alimentar a los insaciables monstruos de la imaginación. =)

Pelusa: Coincidimos porque leemos, sin duda. Ya pronto. 😉

Paloma: Todo parece indicar que yo tampoco superaré los logros lectores de otros años, pero ni hablar; diciembre tiene una magia propia e impredecible. 2011.

Le Cid: Así suelen ser los libros, puentes para arrancar conversaciones y acercar más lectores. Un abrazo.

mariana m*: Lo mejor de viajar a caballo de letras es que no necesita pasaporte, aunque transporte a lugares desconocidos. Bienvenida.

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