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Corriente

Concierto para página solista

Leer hace que la soledad cobre grato sentido. Ante una palabra nueva, un giro inesperado, una nota a pie de página, comienza algo, quinta dimensión de letra, diálogo entre el imaginador que escucha y el que cuenta, a veces con la sutil intervención (o la tosca intromisión) del traductor.

Por eso le digo a Jorge Luis (o Milton, o Tiresias) que no hacen falta los ojos, pues en cada uno resuena a su modo eso que brota de las páginas, y no se despellejan aunque sean finísimo papel, ni permanecen por estar esculpidas en milenaria piedra.

Otras veces las palabras resultan lezna o tatuaje por quedarse prendidas. Años después, ya olvidadas o difusas las circunstancias de su parto, aún aparecen crujientes (agrias, dulces, saladas) entre los labios. Semprún y Maupassant lo supieron, antes de su adiós a la tinta.

Otro ser de la voz es el silencio. Llega el dolor o el asombro, la indignación o la súbita alegría, y “quedamos sin palabras”. Pero tras el cliché gastamos conversaciones y páginas enteras evocándolas, aun a través de otros, porque quien las trazó (recuerdo a Toole, a Salgari) no atinó (o no supo o no quiso, como sea) quedarse para contemplarlas.

Ante las páginas soy yo, y todos los que han escrito (incluso tonterías), pregonan al mismo tiempo su oferta con mi voz, la única que siempre estoy obligado a atender.

Por eso escribo, para buscarle orden, sentido y salidas a ese tránsito cada vez más tupido sin sucumbir en mi puesto como eterno pero finito guardagujas de una estación letroviaria, de una creciente biblioteca de Babel, de electrón y de palabras.

El lector, cuando lee, nunca está solo. Y a veces también es cierto.

By Ivanius

Intérprete de sueños, devoto de las palabras, adicto a la imaginación. Lector irredento y escribidor repentino. Ciudadano y no me canso.

5 replies on “Concierto para página solista”

Orhan Pamuk tiene una frase hermosa que me gusta mucho
“yo no escribo para contar historias sino para crearlas”

y muchas veces sucede esa magia (y no pasa con todo el mundo) la verdad es que no
acompañarse o sentirse sumergido en ese mundo, pequeño o grande aun en otra o la misma latitud…

no, no pasa con todo el mundo aunque su vicio sea el de escribir
creo que no todo el mundo tiene el don de acompañarte…
(creo yo)

Hermosa estación «letroviaria» y su voz que es muchas voces, aunque pueda sonar solitaria, aunque no la oigamos. Y el viajero-lector, que no es uno tampoco aunque lea sin compañía, siempre lleva equipaje. Las lecturas como un ir y venir de trenes, algunos vuelven y otros nunca regresan, pero siempre hay varios que están por salir según el itinerario marcado. ¡Feliz viaje, don Ivanius! 2011 desde el andén, con todo y boleto en mano.

Jolie: Gran frase esa de Pamuk. Yo guardo una atribuida a Hemingway que dice más o menos “Me decidí a escribir un día que quise leer una historia que antes no haya leído nadie”. Es cierto, no todas las voces de letras acompañan… algunas llegan a ser pesadillas. Bien escritas, como las de Poe, pero al fin pesadillas.

Paloma: Las letras por partir, por llegar, porvenir. Buena razón para hacerse guardavías. 2011, viajeros y acompañados.

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