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Pizpireta cucaracha y la lechuga de Troya

En cierto anónimo local atrás del mercado del barrio, una variada colección de insectos organizaba juegos y competencias en el bote de la basura. Tita, en cambio, prefería recorrer pacientemente la huerta, escondiéndose siempre de los humanos que la cuidaban.

Aunque los demás insectos –pipioles, cochinillas y cucarachas, especialmente una muy joven y pizpireta– la consideraban lenta e insulsa, ella no hacía caso; así llegó a conocer todo aquel rectángulo de pasto, flores y tierra, arrastrándose pacientemente. Sus amigos presumían de aventureros porque a veces hallaban en el bote cosas sorprendentes (como un zapato, un trozo de cable o un boleto de cine) pero no había mucho qué comentar en esa esquina, que sólo tenía piso de cemento y dos letreros: “Orgánicos” e “Inorgánicos”… además, Tita era la única que sabía leer, no porque los demás fueran tontos, sino porque ella contemplaba todo –especialmente las cajas de cereal– antes de comerlo.

Un día, junto a los desechos orgánicos, alguien dejó una caja de cartón que emanaba apetitoso olor a podrido. La marabunta (encabezada por la cucaracha pizpireta) decidió atacar una mancha húmeda en el frente. Mientras tanto, de Tita (a quien asustaban las aglomeraciones) ni señales.

A la mañana siguiente, la población de insectos en pleno había desaparecido junto con la caja de lechugas envenenadas que los exterminadores pusieron para acabar con las plagas. Eso salvó el local, para alivio de doña Cuca, su orgullosa y también pizpireta propietaria.

¿Pero qué pasó con Tita? Por huir de las aglomeraciones y evitar las burlas de sus compañeros, se había escondido junto a la parte trasera de la caja; así, royendo una esquina, descubrió el bote de veneno con que habían rociado a las lechugas.  Como ella sólo masticó un poco de cartón (pero nada de lechuga), el veneno la hizo vomitar, y decidió quedarse en cama.  De esa manera, oculta en su crisálida, Tita escapó a la matanza y, llegado el momento, se convirtió en mariposa. Entonces fue libre para saciar sus ansias de exploradora, mucho más allá de ese pequeño rectángulo de pasto, tierra y flores.

By Ivanius

Intérprete de sueños, devoto de las palabras, adicto a la imaginación. Lector irredento y escribidor repentino. Ciudadano y no me canso.

13 replies on “Pizpireta cucaracha y la lechuga de Troya”

Osea

algo así como ‘Los últimos serán los primeros’ meets ‘La paciencia todo lo alcanza’

no?

entonces no moriré envenenado por la lechuga de Troya.

Cuales, no se porqué Siempre pensé que la heroína era una cochinilla. Ah, el final que todo lo endereza. Saludos y un abrazo Absuleño profesorr.

Ivanius

Esta será la primera vez que una cuca me resulte simpática: “la cucaracha pizpireta”, jajá me encantó.

Abrazos pizpiretos (por otra parte, resulta que yo como muchas lechugas, así que me llevo algunas sensaciones encontradas de este cuentito tan simpático)

Ahh yo pensaba que era una chicharra.

No me la vas a creer!!

Pero hace como un mes compré un CD de cuentos y canciones populares en relación a bichos, y me encanta escucharlo… sueño con el día en que se lo enseñe a un pequeño ser de ojos pizpiretos (nada que ver con su progenitora) y me robe el corazón. 🙂

Y me acordé con tu cuento….

Claro que buaaaaj! cucarachas!! buaj, buaj, buaaaaj!
shu, sssshhhhhhhu!!

jijiji.

Saludos Ivanius!!

MV: Algo así. Pero lo más importante es aprender a leer, como lo sabe cualquiera que haya visto una lista de ingredientes.

Pelusa: Tu comentario me ha hecho sonreír. Esperaremos a la mariposa. ¡Besos!

Jo: Mafafa no se incomodaba, porque sabía ser así. Aunque estuviera rodeada.

Alberto: Como diría alguien que conocemos: User error, Change user and retry. Ya invite, pa’ andar igual. Salúud.

Malquerida: Tenía que serlo, para sobrevivir entre tanta alimaña.

Marichuy: Gracias, aunque también la de Wall-e tiene lo suyo. Abrazos aliñados.

Ga: Muchas gracias, señorita escritora. Que así sea.

Jess: Las cucarachas, excepto la de Wall-e, no sólo tienen mala fama entre chicos y grandes. Aunque sean pizpiretas. Saludos.

Me asombra tu fino talento para contar historias; no siempre las historias tienen que tener una moraleja zen o andersoniana.
Este post se podría aplicar a los lectores de blogs:

Lo importante es aprender a leer.

Un abrazo.

Ay que lindo cuento!!!
He de confesar q hoy tenia ganas de distraerme un poco y pense:
“A leer algo que seguro sera interesante!”, asi que entre a tu blog y me llevo una grata sensacion.
Es bueno recordar que la paciencia es gran aliada.
Gracias por tan lindo mensaje! Saludos

piKa: No me asombra tu fina percepción. Es cierto, lo importante es aprender a leer. Un abrazo.

Luna: Es un placer servir de distracción interesante; gracias por pasar. Saludos.

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