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Corriente Joy-Joy

A caballo de los sueños

Gracias al súbito silencio en una conversación de amigos, me puse a observar un grupo infantil (más niñas que niños) que disfrutaba alrededor y dentro de la alberca. Dos equipos espontáneos perseguían un balón, mientras algunos más se deslizaban por una resbaladilla para caer al agua…

Sobre nuestras cabezas, un abanico chirriante jadeaba intentando refrescarnos sin éxito. La mejor opción era acudir a una nevera plástica repleta de cervezas, y atacar con decisión las viandas. Con el estómago y la boca en acción, el calor se siente menos.

No recuerdo mucho de lo que hablamos, porque ante las risas de los niños, las ironías adultas importan bien poco.  Preferí observar a un niño patear el balón y a una niña que dio la vuelta para atraparlo con un movimiento desmañado y al mismo tiempo digno de un ballet: la coreografía espontánea de las hadas, con rítmico chapoteo como música de fondo.

Sí, recuerdo bien esa reunión, porque me hace tener presente, cuando necesito algo de calma, la tranquila concentración de los niños que juegan, con toda seriedad, en medio de sonrisas. Allí es cuando me asalta, desde la distancia (no tan) adulta, el por qué de una (más) de mis frases favoritas:

“Los cuentos de hadas son más que verdaderos, no por enseñarnos que existen los dragones, sino por decirnos que pueden ser derrotados”.  (G. K. Chesterton, por supuesto… parafraseado por Neil Gaiman en el epígrafe de Coraline).

By Ivanius

Intérprete de sueños, devoto de las palabras, adicto a la imaginación. Lector irredento y escribidor repentino. Ciudadano y no me canso.

12 replies on “A caballo de los sueños”

a veces cuando niños podemos habitar mundos tan inhóspitos que a veces solo hace falta un poco de imaginación para combatir y sortear las situaciones… ya no importa que tan sumergido ande uno y si se arruga demasiado la piel.

a veces habita mucho mas entereza y valor cuando apenas se es un pendón que hoy..

será que mientras mas crezco mas me vuelvo cobarde o insegura
hace dias vi un documental en el que te hacían ver que al menos los años primeros de vida aprendes a sentir de lo que seas capaz de eztablecer con respecto a tus decisiones y momentos eres consecuencia de tu vida adulta.

:S

Esa concentración lúdica y única, sólo es posible en la niñez, me temo. Ojalá me equivoque. Coraline, el film, una verdadera delicia (y por el estilo, muy recomendable para salir del exilio fílmico, “El fantástico Sr. Fox”).

Abrazos juguetones

Me pude ubicar (mágicamente) en ese lugar, ese instante y coincido totalmente, los dragones… pueden ser derrotados, desde la magia que se produce en la serenidad de nuestro niño. Yo también leía cuentos principéscos, y hoy:”Necesito más cuentos”. Gracias por ser uno de ellos. Un abrazo grande.

Me he dado cuenta en los últimos días que la edad de la inocencia, siempre saca lo mejor de uno mismo.

Nunca he entendido en qué parte la perspectiva cambia.

A lo que resumo que la edad de la inocencia no termina, únicamente sigue su curso.

Abrazoss Ivaniusssss!!!

Es cuando las hadas vuelan, (y una en especial) que las brisas desatadas por sus alas se vuelven el fresco clamor del recuerdo de nuestras propias horas de la magia. Yo lo sé, porque vivo con un hada… que patea balones de futbol y quiso ser bailarina… ¿sí te había contado? Sip, hace 8 años me salió un hada del cuerpo.

Me quedo un poco mudo (maravillado) por esta entrada… en especial por un parrafo… justamente es en esto en lo que he estado pensando

que curioso y afortunado

quizá no tiene mucho que ver… pero creo que sí… entenderás lo que te estoy diciendo el 3 de junio.

Abrazo

Jo: Es cierto, la exploración de la niñez descubre territorios agrestes, pero también provee de audacia e imaginación para explorarlos… y su recuerdo anima muchas aventuras para el resto de la vida.

Mr. 7w7: May that magic prevail for many years.

Pelusa: Y no sólo interna, para saber darnos a respetar tan bien como ellos. Así sea.

Marichuy: Yo no estoy tan seguro, pero sería temible que fuera cierto lo que dices; gracias por la recomendación. Abrazos repatriados.

Alejandra: Pues a seguirlos leyendo, y escribiendo, y más. Gracias a ti por pasar. Abrazo.

Eduardo: Y cuando sea niño, ser un gran niño.

Jess: Esa es la idea: inocencia inteligente. Abrazos.

GA: Sólo cuando se toma en serio, o como un juego. 😉

Malquerida: Y lo mejor es que saben cambiar de juego con sonrisas.

Mara: Casi puedo imaginar a qué te refieres, aunque no pateo balones (ni quiero ser bailarina). =)

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